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Estado de 'alerta y movilización'

Tres de los siete sindicatos en la compañía se oponen rotundamente al Plan Director

Alejandro Rebossio

Tres de los siete sindicatos que congregan a los trabajadores del grupo Aerolíneas Argentinas rechazan el llamado Plan Director, que diseñó la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) para evitar la quiebra de la empresa. Los gremios díscolos opinan que SEPI sólo pretende atacar el costo laboral, cuando la raíz de la crisis de Aeolíneas se hunde en otros aspectos, como el desorden financiero y la falta de inversión y capitalización.

La Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), que agrupa al personal de a bordo, la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), que representa a los mecánicos, y la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), que reúne a la plantilla que trabaja en tierra, se declararon el mes pasado en 'estado de alerta y movilización'. De ahí que el Ministerio de Trabajo argentino haya ordenado hace dos semanas la conciliación obligatoria entre los sindicatos y la empresa.

Los sindicatos reiteran que la crisis de Aerolíneas no radica en un problema laboral. 'Nos negamos a entrar en una mesa de negociación inclinada hacia un lado', declara el tesorero de AAA, Gabriel Mocho. Considera que el Estado español propone como única solución a la línea áerea de bandera argentina recortes en la plantilla y en las nómina por 40 millones de dólares anuales. 'Pero Aerolíneas pierde 30 millones al mes, por lo que el ajuste de SEPI sólo eliminaría el 15% de las pérdidas', dice Mocho. El dirigente de AAA recuerda que las nóminas están congeladas desde hace diez años.

El secretario general de APTA, Ricardo Cirielli, agrega que en ese periodo la plantilla se redujo en 5.000 empleados. 'SEPI busca un culpable, nosotros, para justificar el cierre de Aerolíneas, como lo hizo con Viasa', manifestó el líder del sindicato de mecánicos. Cirielli desmiente que el plan para salvar a la línea argentina se asemeje al que resucitó a Iberia: 'Aquí no se deja participar a los trabajadores'.

'SEPI no mira la política financiera ni administrativa de Aerolíneas', señala Ariel Basteiro, líder del mayor sindicato en discordia, APA, al que pertenecen 3.000 trabajadores de la compañía. 'Antes de despedir personal de base, habría que fijarse que uno de cada tres empleados es de jerárquico', observa Basteiro. El secretario general de APA impulsa como salida alternativa que los accionistas inviertan, capitalicen y expandan la empresa.

'SEPI puso dinero el año pasado, pero sólo para licuar nuestra participación en Aerolíneas', reclamó Mocho, de AAA, que cuenta con 1.300 afiliados en el grupo Aerolíneas. Cirielli, de APTA, asegura que la crisis de Aerolíneas reviste un carácter político, de modo que debe resolverse entre gobiernos. Su sindicato ha denunciado ante los defensores del pueblo de Argentina y España la gestión de SEPI en Aerolíneas por presunta administración fraudulenta y estafa. 'Ellos son los responsables del vaciamiento de la empresa y de su deuda de 1.000 millones de dólares', dispara Cirielli.

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