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Francesc Torres recupera los deportivos Pegaso de los años cincuenta

El CCCB de Barcelona exhibe los coches que diseñó Ricart en el contexto de su época

'Un coche de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia'. Pocas veces le ha venido tan al dedillo a una exposición esta famosa frase del manifiesto futurista de Marinetti. Entre 1951 y 1957, en España, coches como los deportivos Pegaso que diseñaba Wifredo Ricart eran mucho más bellos que una 'victoria' que aún tenía regusto de cartilla de racionamiento. Estos coches y esta historia son los que recupera el artista Francesc Torres, en funciones de comisario, con Memoria de un espejismo, abierta hasta el 4 de junio en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).

A la entrada, en la sala habilitada en el vestíbulo del CCCB, 11 deportivos Pegaso, en su mayoría brillantes tras minuciosas restauraciones, parecen salidos de una película americana de lujo y glamour. Pero no, la película era española y el hechizo tiene los nombres, desconocidos para el gran público, de los hijos de los empresarios de la época que podían permitirse el lujo de pagar medio millón de pesetas por un coche que aún hoy sigue ganando premios de elegancia. El año en que se presentó el primer Pegaso Z-102, por ejemplo, en Barcelona se celebró la famosa huelga de tranvías en protesta por la subida de los billetes de 0,50 a 0,75 céntimos. Es un contexto histórico que sirve como complemento ideológico de los objetos exhibidos pero que, principalmente, otorga aún mayor relevancia al esfuerzo y el sueño de un ingeniero que pensó que en España era posible la investigación tecnológica puntera. Se llamaba Wifredo Ricart (Barcelona, 1897-1974) y, aunando inteligencia con don de gentes, dejó su huella primero como diseñador de coches de competición en Barcelona en los años veinte, después trabajando para Alfa Romeo en la Italia de Mussolini durante la II Guerra Mundial y, finalmente, en los cincuenta, al frente de los proyectos de investigación del Centro de Estudios Técnicos de Automoción, dependiente del INI, y de la fábrica Enasa, futura Pegaso. Lo que quería el régimen eran camiones, tractores y vehículos militares, pero Ricart consiguió además, durante unos pocos años, que se dedicara una parte del presupuesto al proyecto del Z-102, un coche deportivo y de competición que alcanzó niveles de excelencia similares a los de sus competidores Ferrari o Jaguar. Se fabricaron unos 86 Pegaso Z-102 y Z-103, de los que se conservan una tercera parte. Celso Fernández (Gijón, 1922) fue su piloto de pruebas y llegó a alcanzar los 306 kilómetros por hora en la recta de la Diagonal de Barcelona durante el I Gran Premio Peña Rhin Sport. Conducía, precisamente, un Pegaso Spider Pedralbes como el que se exhibe en la exposición y que ayer miraba con un orgullo justificable. Junto a él, Jack Vopal, un coleccionista estadounidense, le pasaba el paño a su Pegaso Z-102 Panoramica Coupé, de un color gris reluciente, y que ha hecho desfilar por varios concursos de 'belleza' automovilística.

El promotor de toda esta historia es Francesc Torres, que se estrena como comisario en esta exposición tras anunciar que, de momento, abandonaba las instalaciones que le han dado renombre internacional. Torres es un apasionado de los coches pero también un artista político con vocación narrativa y afición de investigador. Ha querido sumar todas sus facetas. La exhibición presenta los coches de forma tradicional, sobre tarimas como los de un típico salón del automóvil, aunque acompañadas del sonido de un NODO (noticiario franquista que se proyectaba en los cines), con imágenes relacionadas con estos automóviles, y fotografías de la época. En otra sala se explica la historia del ingeniero con objetos originales como documentos de la fábrica, fotografías y dos motores de los Z-102, y también la historia sindical de Enasa. 'Es una gran ironía que haya tenido que ser un rojo certificado el que reivindique la figura de un ingeniero franquista', afirma Torres. 'Pone en evidencia que ni siquiera han sido capaces de reconocer el talento y la creatividad en su propio bando'.

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