El Everest vuelve a tentar a los alpinistas vascos
Casi es primavera, tiempo de expediciones en el Himalaya. Tiempo para confirmar que el Everest continúa ejerciendo la misma atracción sobre los alpinistas que la que empujó a los pioneros a sus faldas. El Ayuntamiento de Bilbao presentó ayer un nuevo proyecto para hollar la cima más alta del planeta, una expedición reducida en la que participan el vizcaíno Mikel Álvarez, el alavés Julen Reketa y el navarro Patxi Goñi.
El objetivo del trío no es novedoso: llegar a la cima desde su vertiente nepalí siguiendo la ruta normal, la misma empleada en 1953 por sir Edmund Hillary, el neozelandés que conquistó el Everest. 'Llevo preparando esta expedición toda mi vida, desde que subí por primera vez al Pagasarri', aseguró ayer Mikel Álvarez, que se ha dedicado en cuerpo y alma a organizar el viaje durante los últimos cuatro años. Los expedicionarios portarán oxígeno embotellado, aunque su uso en la montaña dependerá de las circunstancias. 'Cuando alcancemos el Collado Sur, a casi 8.000 metros, veremos cómo nos encontramos y qué posibilidades tenemos de avanzar sin oxígeno artificial', explicó Mikel.
El 90% de las ascensiones al Everest por su cara sur se acomete con ayuda del oxígeno embotellado puesto que éste reduce sensiblemente los efectos de la altura. Además, permite una mejor circulación sanguínea, lo que previene las temidas congelaciones causadas por el frío extremo.
Bandera de Bilbao
La empresa Mendiak eta Herriak, de Felipe Uriarte, organiza la expedición. Curiosamente, Uriarte fue miembro de la primera expedición vasca al Everest, en 1974. Ese año, Uriarte, acompañado por Rosen, fijó un campo de altura a 8.550 metros y sólo una violenta tormenta les obligó a desalojar la montaña.
Seis años después, Martín Zabaleta se convirtió en el primer español en pisar la codiciada cima. Desde esa fecha, 12 alpinistas vascos han conocido el lugar más alto del planeta, una montaña que este año volverá a sentir la presencia de numerosas expediciones nacionales.
El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, entregó durante la presentación de la expedición una voluminosa bandera de la villa a Mikel Álvarez, 'para que la enseñe en la cima'. Sin duda desconocía Azkuna que el peso es un perjuicio enorme para el alpinista.
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