Asaja recomienda a los agricultores no contratar inmigrantes para no crear bolsas de marginación

Tras aclarar que sus opiniones no eran improvisadas, sino 'muy sopesadas', apuntó: 'Yo tengo que avisar de la enorme responsabilidad que asumimos si creamos esas bolsas, porque esta provincia vive del turismo y eso la perjudicaría, en la misma medida que la ha perjudicado cuando las carreteras no estaban bien o cuando el agua estaba sucia'.

Según Ciézar, esos 'suburbios o focos de marginación' pueden generarse porque la agricultura malagueña sólo ofrece empleo un par de meses al año e incluso ahora porque hay una falta de mano de obra coyuntural debido al tirón de la construcción. El dirigente agrario reclamó que no se pida al campo que absorba mano de obra inmigrante porque 'no puede dar salida a decena de miles', tras lo cual remarcó que los agricultores son empresarios y no están para hacer 'obras de caridad'. 'Luego es el empresario el que queda como explotador, canalla y sinvergüenza, cuando no somos nosotros los culpables de la situación porque ni los llamamos, ni los traemos ni los explotamos', añadió. En este sentido, indicó que en Marruecos ganan 500 pesetas al día 'y aquí se quejan porque ganan 5.000'.

En su opinión, la falta de mano de obra debe solucionarse mediante la inmigración interior y sólo en casos extremos con la contratación de inmigrantes, cuyo regreso a su país esté garantizado, como con la vendimia en Francia, 'ya que el problema surge porque después no se quieren volver y el ejemplo más reciente es el de los ecuatorianos en Murcia'. Ciézar se anticipó a las críticas que levantaron sus declaraciones: 'No soy racista, no le he puesto color a mis palabras, sólo digo que el campo no es la solución para la inmigración, que es un problema europeo'.

Por otra parte, los más de 70 inmigrantes que mantienen un encierro en la Universidad de Almería desde el 19 de febrero continuarán con su protesta mientras el Gobierno no les ofrezca una garantía por escrito de que su situación será revisada. Esa ha sido su respuesta ante la propuesta que les trasladó el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, que llegó hasta Almería con el compromiso del Gobierno de aplicarles los mismos acuerdos que se adoptaron con los inmigrantes de Barcelona y que permitieron el abandono de las protestas en esa ciudad.

Las propuestas fueron bien aceptadas por los encerrados, pero los inmigrantes no están dispuestos a dejar su protesta mientras no se les garantice por escrito que la situación de cada uno de ellos en España será revisada con todas las garantías porque aseguran estar hartos de 'palabras'. Los encerrados pretenden reunirse con el delegado del Gobierno en Andalucía o el subdelegado en Almería a fin de consensuar un documento que garantice sus demandas.

Entre los inmigrantes que secundan el encierro de la Universidad hay algunos que ya estuvieron en el de la Iglesia de San José en octubre del pasado año. Reivindicaban lo mismo: que se les regularizara para poder trabajar sin problemas. No obtuvieron una respuesta satisfactoria a su demanda, a pesar de las promesas. Por eso volvieron a encerrarse. Esa desconfianza de experiencias pasadas es la que les ha llevado a exigir un compromiso escrito, 'que no establezca como condición prioritaria el abandono del encierro'.