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Antonio Martínez inventa un mundo para su hija enferma de dos años

En 'Soy Julia', el escritor huye del victimismo y recurre al humor

Elisa Silió

Julia tiene ya más de dos años y no podrá nunca moverse, pensar o ver. Sufre una lesión cerebral irreversible, lisencefalía, que le impide valerse por sí misma. Lejos de caer en el victimismo, su padre, Antonio Martínez, director de Las noticias del guiñol, de Canal +, ha convertido a la 'Ava Gardner de los bebés' en una 'heroína de aventuras' en Soy Julia, su primera novela. El libro, editado por Seix Barral, fue presentado ayer en Madrid.

'Pronto cumpliré dos años y, puesto que ésa es la edad que me señalaron al nacer como más probable para mi muerte, he decidido ordenar los recuerdos de mi vida, no vaya a ser que se cumpla el augurio y tenga después que reprocharme no haber intentado pelearme un hueco en la posteridad', comienza su relato Julia. Su padre, Antonio Martínez (Barcelona, 1963), consciente de que el mundo que le había tocado vivir a su hija iba a resultarle poco satisfactorio, decidió inventarle otro, en el que 'pudiese ser la estrella de todos los focos, en el que tuviera más posibilidades de ser feliz y en el que, sobre todo, pudiera tomárselo todo con mucha risa'. Con el tiempo pensó que lo mejor sería que 'ese mundo lo inventara ella, y de esta convicción surgió la novela Soy Julia, una narración en primera persona que explica el mundo de Julia', señaló Martínez.

'Soy Julia no es tanto la historia de Julia como una historia para Julia en la que he mezclado ficción y realidad', matizó el novelista. 'Un libro en el que una niña con minusvalía cerebral se burla del mundo y de todos nosotros', añadió. Su hija, convertida en una Alicia en el país de las maravillas, se ríe de la vanidad de la humanidad, aunque también quiere ser inmortal, que se la recuerde en el siglo XXXIII y ser estrella de Broadway.

Ya siendo un embrión, cuenta Martínez, Julia pedía a Dios, Superman y Matías Prats (padre) que se fugaran sus neuronas hacia la periferia cerebral. Sin embargo, pasaron los meses de gestación y nació una niña que, 'por suerte', no era un electrodoméstico, porque de lo contrario hubiese sido devuelto, seguro, ironiza la protagonista. A partir de ese momento, en las casi 300 páginas del libro, Julia crea su propio universo, en el que no diferencia las personas, los sonidos u objetos. Así, cree que su hermano es un transistor que se llama Iñaki, y que Poing es un rayo de sol que trabaja en su casa. Está enamorada de Minovio, aunque coquetea con Elfisio Terapeuta. Le encanta ir de compras con su madre, 'como Julia Roberts en Pretty woman la segunda vez', y, por encima de todo, llorar -que es todo un arte- para suplicio de sus padres, que trabajan en lo que ella denomina 'servicio tele-cuna'.

Julia vierte quejas en contra de todos: sus padres, por adoptar un niño; Fitipaldi -el conductor del autobús del colegio-, por hacerla vomitar cuando esquiva los pivotes de la carretera; e incluso contra el Papa, por terminar con el limbo justo después de nacer ella. '¿Dónde voy a ir?', se pregunta Julia. Tiempo tiene también para maldecir contra las niñas que sí funcionan y para ponerse en huelga a la japonesa cumpliendo sus obligaciones como bebé, pero mostrándose fría y distante.

Emoción y lágrimas

'Nunca ha estado en mi ánimo escribir una historia lacrimógena', aseguró Martínez. Sin embargo, la también escritora Elvira Lindo confesó hablar en la presentación de la novela con un nudo en la garganta. 'El tono de la historia es muy dulce, pero no ha edulcorado la base, y eso lleva a las lágrimas', afirmó la creadora de Manolito Gafotas. Lindo agradeció al autor que la narración tuviese un tono de humor porque, de lo contrario, señaló, no podría leerse.

La novelista felicitó también a Martínez por practicar un humor 'verdaderamente admirable' y distinguió dos tipos de humor: el que utiliza el ridículo de los demás y las desgracias ajenas para hacer reír, y el que utiliza el autor, que se burla de los problemas propios. 'Y eso', concluyó, 'tiene más mérito porque conlleva ironía, no sarcasmo'.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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