El puente de la Expo de Lisboa tiene graves problemas estructurales, según el Tribunal de Cuentas europeo
En la carta del presidente del Tribunal de Cuentas europeo, Jan Karlson, se denuncian irregularidades técnicas -'drenaje insuficiente' o 'falta de resistencia de algunos materiales'- y de financiación, con un aumento de los gastos previstos y una elevada financiación comunitaria. Karlson explicaba además que el Estado portugués aún no había recibido la denominada 'entrega formal de la obra', como ayer confirmaron las autoridades portuguesas. El tribunal explica que la seguridad del puente es competencia exclusiva del Estado miembro que debe verificar 'la recepción de los trabajos de acuerdo con su cuaderno de encargos'.
El diputado europeo Freddy Black preguntó al presidente del Tribunal de Cuentas cómo era posible que la compañía Lusoponte, las autoridades portuguesas, la Comisión Europea o el Banco Europeo de Inversiones 'no hubieran encontrado problemas de calidad, confianza y duración causados por los problemas estructurales' detectados anteriormente por una comisión de investigación del mencionado tribunal. Una inspección realizada en las obras a principios de 1998, y recogida en un informe del Ministerio de Obras Públicas portugués, reconocía algunas de esas irregularidades, pero permitía su apertura al tráfico rodado.
El Ministerio de Obras Públicas garantizó ayer la seguridad del puente y reconoció que aún no había recibido la entrega formal de la obra, porque algunas de las empresas concesionarias no habían concluido los trabajos encargados. Por su parte, una portavoz de Lusoponte admitió la existencia de 'algunas divergencias entre los técnicos' sobre algunas cuestiones como 'la altura de los sumideros o la duración del puente, proyectado para 120 años, aunque algunos expertos lo calculen en 50 años'. No obstante, la citada portavoz explicó que el Estado portugués y la Comisión Europea 'rebatieron punto por punto esas irregularidades, sin que hubiese respuesta del tribunal, lo que quiere decir que aceptaron esas alegaciones'. Además, explicó que las estructuras del puente están 'vigiladas con métodos muy avanzados que garantizan su seguridad'.
El Tribunal de Cuentas detectó además un aumento del 8,9% sobre los gastos presupuestados y denunció el elevado financiamiento comunitario que ascendió al 95% del total de la obra, con un coste total de unos 150.000 millones de pesetas, según los datos revelados en su momento por las autoridades portuguesas. En un principio, este presupuesto debía ser sufragado en un 35% por los fondos de cohesión, un 30% por el Banco Europeo y el resto por el Estado y empresas privadas que luego serían concesionarias de algunos servicios.
El derrumbamiento hace 10 días de un puente sobre el río Duero, con más de 60 víctimas, la mayoría de ellas aún sin localizar, ha provocado una monumental controversia sobre la seguridad y el control de las obras públicas en Portugal. Ayer mismo, el primer ministro portugués, António Guterres, prometió una rigurosa investigación sobre las causas del mencionado accidente y garantizó que, si existen responsabilidades criminales, éstas llegarán hasta las instancias competentes 'duela a quien duela'. Guterres explicó que el Gobierno está haciendo todo lo posible para la recuperación de los cuerpos de las víctimas y se ha propuesto, como medida prioritaria, 'el restablecimiento de la confianza de los ciudadanos' en la capacidad del Estado.
Obras públicas sin control
João Cravinho, el que fuera responsable del superministerio de Planificación y Obras Públicas durante la primera legislatura del socialista António Guterres, ha reconocido que Portugal carece de los medios adecuados y suficientes para el control de todas sus infraestructuras. El hoy diputado Cravinho explicó a Radio Renasença que el derrumbe del puente sobre el río Duero, con más de 60 víctimas, 'representa sólo un problema más entre tantos otros que van a reventar' en el futuro, dado que el país 'carece de medios de vigilancia e inspección'. 'Andamos muchas veces', dijo, 'buscando una aguja en un pajar, cuando el problema no está en la aguja, sino en el pajar. 'Al margen de este caso', se preguntaba, 'cuántos asuntos, centenas de enorme importancia para nosotros, como los controles alimenticios, no tienen la menor vigilancia. Las inspecciones y vigilancias son muy débiles en Portugal', añadió. El diario Público informó recientemente de que la Junta Autónoma de Estradas, responsable del control de las carreteras y puentes de Portugal hasta su división en varios organismos en 1999, tenía sólo 19 técnicos para inspeccionar más de 3.500 puentes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Lisboa 98
- Adjudicación contratos
- Tribunal Cuentas UE
- Expo 98
- Contratos administrativos
- Portugal
- Política exterior
- Europa occidental
- Exposición universal
- Derecho administrativo
- Sentencias
- Europa
- Sanciones
- Exposiciones
- Relaciones exteriores
- Juicios
- Agenda cultural
- Proceso judicial
- Finanzas
- Administración pública
- Cultura
- Justicia