Los etarras encarcelados en Basauri no se quejaron de torturas ni malos tratos

La estancia de Álvaro Gil-Robles, el comisario de derechos humanos, en el País Vasco incluyó también una reunión con representantes de la organización Semideak de familiares de presos etarras, quienes denunciaron la práctica sistemática de la tortura contra los presos de ETA y exigieron además que pudieran cumplir sus condenas en su comunidad autónoma. Gil-Robles les pidió que 'aportasen pruebas concretas y una información específica que permita evaluar con precisión' sus denuncias. 'Hasta el día de hoy (martes 13 de marzo de 2001) estas informaciones y esta documentación no ha llegado a mi despacho', asegura.

El emisario del Consejo de Europa se desplazó además hasta la cárcel de Basauri para evaluar 'las condiciones de detención'. 'No he recibido', señala en su informe, 'ninguna queja de malos tratos o de torturas por parte de los detenidos con los que me entrevisté'. 'Varios vigilantes, en cambio, se quejaron de ser constantemente amenazados por la organización terrorista'. Gil-Robles recuerda que algunas de estas amenazas se han concretado con atentados que han costado la vida a varios funcionarios.

Con el propósito de favorecer la reinserción de los presos, el comisario europeo se pronuncia en términos muy medidos porque los etarras cumplan sus condenas cerca de sus lugares de origen y del lugar de residencia de sus familiares.