La corrupción, el caos y la violencia desbordan al Gobierno de Guatemala
El estancamiento económico, las denuncias de corrupción, la delincuencia desbocada, la violencia y el acoso a la prensa jalonan 16 meses de gestión. '¡Este presidente no se raja ni se intimida! Portillo es un hombre de gran corazón que se ha jugado la vida miles de veces!' Mostrando una vez más su afición al histrionismo y al uso de la tercera persona, el presidente Alfonso Portillo desmentía así el 28 de febrero los insistentes rumores sobre un supuesto golpe de Estado.
Sus palabras no conmovieron ni un ápice a una opinión pública que se siente engañada. Apenas el 20% de los ciudadanos, según las encuestas, apoya la gestión de este abogado camaleónico, que recorrió todo el espectro político hasta acomodarse con Ríos Montt.
Su retórica de la vieja izquierda ha chocado con una vida privada muy poco austera y con una gestión pública sumergida en el tráfico de influencias y en la corrupción.
En el Congreso, presidido por Ríos Montt, las cosas no están mejor. Con su mayoría absoluta, el FRG se ha convertido en la apisonadora azul, experta en sacar adelante leyes a la medida de sus intereses. La decisión de la Corte Suprema de Justicia de despojar de su inmunidad parlamentaria al viejo general y a otros 23 diputados oficialistas, para que sean juzgados, ha sido recibida con alivio por la oposición.
El reciente atentado contra la familia de un general progresista, Otto Pérez Molina, los asesinatos selectivos (siete abogados han caído en los últimos meses), el acoso a la prensa independiente y al poder judicial llevan a numerosos analistas a recordar los años de la guerra civil, que se creían enterrados con la firma de la paz, en 1996.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.