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LA OFENSIVA TERRORISTA

La banda armada golpea al flanco más indefenso

La comisaría de la Ertzaintza en Hernani (Guipúzcoa) presentaba ayer al mediodía un aspecto desangelado. Una pareja de agentes, de uniforme y a cara descubierta, merodeaban cabizbajos por sus inmediaciones, a unos 500 metros del punto exacto donde 12 horas antes explotó el coche bomba colocado por ETA y que costó la vida al ertzaina Iñaki Totorika. En ese lugar había, en cambio, un importante despliegue de agentes de la Policía Autónoma Vasca ocultos bajo el verdugillo y el casco rojo velando el recuerdo de su compañero asesinado.

Diseminados por todo el casco urbano de Hernani, decenas de ertzainas, muchos de paisano, serios e impasibles ante la anestesia ciudadana. En Hernani el luto por Iñaki es inapreciable. Sólo aflora, desgarrador, en el rostro de sus compañeros. Y también en la palabra de un ertzaina apostado en un cruce de entrada a este municipio de 18.627 habitantes y gobernado con mayoría absoluta por Euskal Herritarrok. 'Ahora, aquí, no puedo hablar contigo', dice para rehuir al periodista. 'Estoy incómodo, entiéndelo. Estamos en plena calle'. De pronto, en un refunfuñar, recuerda a los autores e instigadores del último atentado: 'Cuando nos gritaban 'A volar, zipayos' tenían muy presente contra quiénes van', asegura este agente vasco.

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Agente de base

Esa consigna callejera coreada recientemente por jóvenes radicales y los ataques contra los domicilios de dos ertzainas en Bilbao y San Sebastián han tenido su prolongación ('un salto cualitativo') con este atentado, sospechado tras los papeles interceptados al comando Ttotto con información detallada de agentes de base de la Policía vasca.

La muerte del décimo ertzaina por la acción terrorista de ETA -el segundo tras el fin de la tregua- ha tocado en el ánimo de sus compañeros: 'Ahora me viene a la cabeza la imagen de Montxo Doral. Sólo tengo malos pensamientos porque han golpeado al flanco más indefenso de la Ertzaintza. Como Iñaki hay muchísimos compañeros que trabajan ', dice resignado.

'Mañana habrá más episodios de kale borroka (violencia callejera), arderán contenedores y cajeros automáticos, y los ertzainas tendremos que estar ahí, cara a cara con el peligro de morir, como Iñaki'. El testimonio de este ertzaina se interrumpe porque en ese momento se agita la actividad en Hernani cuando entran en funcionamiento las sirenas de un furgón policial. Los agentes de a pie siguen en sus puestos, alguno firme en su sitio frente a las numerosas pintadas exigiendo la liberación de los jóvenes de Haika detenidos.

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