Los otros inmigrantes
La mitad de los directivos extranjeros que trabajan en Cataluña cobran más de 15 millones de pesetas anuales
Son los otros inmigrantes. Personas que proceden de países desarrollados -europeos, norteamericanos, japoneses, australianos y neozelandeses- y ocupan puestos directivos en empresas, generalmente multinacionales. Viven en Sant Gervasi, la izquierda del Eixample y Sarrià, no recurren a los servicios sociales y llevan a sus hijos a escuelas privadas. La mitad de estos directivos extranjeros cobran más de 15 millones de pesetas al año. Más abrumadores son los sueldos de algunos deportistas o artistas que residen en Cataluña.
Un estudio elaborado por la consultoría Riba Nogués a partir de una muestra de 350 directivos extranjeros residentes en Cataluña evidencia la 'tremenda' polarización que existe en términos de empleo en función del lugar de procedencia de los extranjeros. Mientras que el 65% de los inmigrantes que llegan de países desarrollados trabajan como directivos, los extranjeros procedentes de África, Latinoamérica y Asia (excepto Japón) se emplean el servicio doméstico, la agricultura, la ganadería y la pesca.
La mayor parte de los 720.000 inmigrantes censados trabajan en España pertenecen a países que forman parte de la Unión Europea (42%). Así, entre los que tienen más peso demógrafico destacan los procedentes del Reino Unido, Alemania, Portugal, Francia, Italia, Holanda y Estados Unidos, de los que un 21% viven en Cataluña.
En estos casos, ser inmigrante no supone, generalmente, estar sometido a una situación de precariedad laboral. La mayoría de los directivos extranjeros que viven en Cataluña son directores generales, gerentes o directores de división, y su media de edad es de 39 años. El 90% de este colectivo son hombres y el 30% tienen una licenciatura, según el citado informe.
Muchos de estos directivos han decidido instalarse en Cataluña por motivos personales, sobre todo por tener cerca a un familiar o al cónyuge. El 70% de ellos están casados con españoles, aunque sólo en el 40% de los casos ésta ha sido la causa de desplazamiento. En el extremo opuesto, la profesión es la última causa que ha impulsado a estos directivos a emigrar de su país. Y a un buen número les ha atraído la calidad de vida (clima, ocio, gastronomía y servicios).
El nivel de vida de que disfrutan en Cataluña viene determinado por los sueldos que perciben, que oscilan entre 9 millones de pesetas anuales y más de 20 (el 44%). Además, el 42% de estos extranjeros tienen acciones de la compañía donde trabajan, el 80% disponen de un coche de la empresa y 35% reciben de ésta subvención para la vivienda y un pequeño porcentaje para la escolarización de los hijos.
'Nunca me he sentido rechazado', asegura James Send, un senegalés que trabaja como analista y director de cuentas de una multinacional y que vive en Cataluña desde hace nueve años. Llegó de Bruselas para hacer su tesis cuando todavía estaba estudiando Biotecnología. Ahora está casado con una española y tiene dos hijos.
Send se ajusta al perfil de los otros inmigrantes. Reconoce que su caso es excepcional teniendo en cuenta su país de origen, Senegal, y está convencido de que no hubiera corrido tal suerte de haber llegado en patera. En su opinión, la Ley de Extranjería es 'nefasta' porque 'pretende solucionar a posteriori la situación de los inmigrantes'. Lo más conveniente, añade, 'sería intervenir con buena voluntad en los países pobres para evitar los desplazamientos masivos que se producen actualmente. Si alguien decide coger una patera y jugarse la vida es porque lo que deja atrás no le permite ningún tipo de esperanza', concluye.
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