CiU y PP impiden que el Parlament recurra la Ley de Extranjería ante el Constitucional

La izquierda sumó sólo 66 votos, uno menos de los que tiene, porque hay un diputado, el socialista Martí Carnicer, inmovilizado en cama a causa de un accidente. La votación se produjo tras un debate en el que el socialista Pasqual Maragall, el republicano Josep Lluís Carod y el ecosocialista Rafael Ribó recordaron a los diputados de CiU que su grupo parlamentario se opuso a la restricción de derechos democráticos fundamentales a los inmigrantes cuando la Ley de Extranjería fue aprobada por el Congreso de los Diputados.

Maragall argumentó también, aunque en vano, que la presentación de este recurso podría ser un primer paso para provocar 'una modificación sensata de las actitudes políticas' adoptadas por el Gobierno de España y el PP en asuntos tan delicados como el tratamiento de la inmigración y el trasvase del Ebro. El líder socialista aprovechó la ocasión para criticar que los partidos de la derecha, ' instalados en su falta de compasión, traten que sacar beneficio político de las expresiones de intolerancia' hacia los inmigrantes.

La izquierda tenía una pequeña esperanza de que CiU apoyara la presentación del recurso, precisamente a causa del rechazo expresado por los diputados nacionalistas en el debate de la ley en las Cortes. Por esta razón pidió votación secreta y con urna, para hacer posible el voto en conciencia de los diputados nacionalistas.

El intento resultó inútil. El PP tiene advertido al Gobierno de Jordi Pujol que no tolerará ninguna votación en el Parlament que considere lesiva para el Gobierno de Aznar. El Gobierno de Pujol depende absolutamente de los 12 votos del PP. Y en consecuencia, no hubo ni una fuga en los votos de CiU. El principal argumento esgrimido por Daniel Sirera, en nombre del PP, fue un informe del Consejo de Estado favorable a la restricción de derechos a los extranjeros en situación ilegal.

El democristiano Domènec Sesmilo justificó la posición de CiU aduciendo que nada se iba a ganar con la presentación de un recurso que tardaría mucho tiempo en resolverse. Abogó por un pacto de Estado para las políticas de inmigración, 'en la línea propuesta por el secretario general del PSOE', dijo. Y aprovechó la ocasión para echar en cara a Pasqual Maragall que el apoyo del PSC-Ciutadans pel Canvi al recurso se contradice con la negociación iniciada ya por José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar sobre este asunto.

Las políticas sobre la inmigración también fueron objeto de un debate en el turno de preguntas al presidente de la Generalitat, en el que Pujol reiteró que el objetivo de su Gobierno en esta materia es facilitar la integración de los inmigrantes en la sociedad catalana.

A una pregunta de Rafael Ribó, Pujol respondió que está dispuesto a celebrar un debate monográfico en el Parlament sobre la inmigracìón cuando haya finalizado su trabajo la comisión parlamentaria que desde hace varios meses está elaborando un informe sobre esta cuestión.

Pujol y Carod aprovecharon este turno para reafirmar su posición favorable a que Cataluña sigua siendo 'un país de acogida' para los inmigrantes, saliendo así al paso de las acusaciones de xenofobia de que los nacionalistas han sido objeto después de las tomas de posición de Marta Ferrusola, esposa del presidente, y de Heribert Barrera, ex secretario general de ERC.

Carod se presentó a sí mismo como un ejemplo claro del éxito de la política de acogida característica de la sociedad catalana a lo largo del siglo XX. 'Hijo de un inmigrante castellanohablante, soy ahora el secretario general de un partido independentista', explicó. También el diputado Vicenç Villatoro, de CiU, se refirió a sí mismo en este debate como prueba de la integración de las familias de inmigrantes.