Una carta arqueológica protege los restos históricos de El Puerto de Santa María
El texto da prioridad a los hallazgos frente a los intereses inmobiliarios
La carta arqueológica tiene una doble finalidad. Por una parte, tras años de estudios, ofrece una minuciosa relación de los yacimientos arqueológicos del término municipal de El Puerto. Por otra, los cataloga, en función de su valor, y establece para cada uno de ellos un nivel de protección.
Este modelo de tutela arqueológica responde a las directrices fijadas por la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, que no sólo advierte sobre el riesgo de expolio o pérdida irremediable de restos, sino que además anima a las administraciones a conservarlos y difundirlos.
Giles explicó que sólo en el casco urbano se han detectado hasta 30 enclaves, entre los que destacan los del castillo de San Marcos, la actual calle Ricardo Halcón, la Casa del Sol y el Palacio de las Cadenas 'En algunos casos son estructuras arquitectónicas que revelan los antiguos modos de salazón de pescado o cómo eran los sistemas de conducción de agua. En otros, son palacios que vemos en la calle, pero de los que ignoramos su valor real', explica.
Riesgo
En el caso portuense, a diferencia de los que ocurre en muchas ciudades andaluzas, no existen estructuras urbanas superpuestas, es decir, bajo la actual ciudad, no descansa otra de épocas pasadas. De esta manera, los restos, que en muchos casos están a plena luz del día, están sometidos no sólo a los daños provocados por el entorno y el paso del tiempo, sino que corren el riesgo de ser derribados por la excavadora en las acciones de modernización de la ciudad. En el extrarradio el número de enclaves es aún mayor. Destacan Doña Blanca y Pozito Chico.
Para evitar la desaparición de estas joyas del pasado, la carta arqueológica será incluida en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, para de esta manera tener rango de ordenanza municipal que obligue al cumplimiento de sus criterios proteccionistas.
El Ayuntamiento portuense está interesado también en 'rentabilizar' el valioso patrimonio de la ciudad, convirtiendo el pasado en una fuente de atracción turística y económica.
Experiencias similares están ya en práctica en otras dos ciudades andaluzas: Écija y Carmona.
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