600 objetos cotidianos y obras de arte reflejan los cambios de la España del siglo XX
Valencia acoge una muestra que incluye desde un pasaporte de Azaña a una silla de Gaudí
Un proyecto 'muy ambicioso y muy difícil de repetir', subrayó ayer el historiador Javier Tusell, comisario de la exposición, organizada por la Sociedad Estatal España Nuevo Milenio, en colaboración con la Generalitat valenciana. Difícil por cuanto se han reunido 600 piezas prestadas de múltiples colecciones privadas y públicas, entre objetos cotidianos, cuadros, esculturas, fotografías, libros, carteles o películas. De hecho, la exposición sólo se podrá ver hasta el 31 de mayo en el Museu de les Ciències Príncipe Felipe de Valencia, diseñado por Santiago Calatrava. El vicepresidente primero de la Generalitat, José Luis Olivas, y el presidente de España Nuevo Milenio, Luis Miguel Enciso, abundaron en la singularidad y magnitud de la iniciativa.
En los 2.500 metros cuadrados de superficie que ocupan los 11 módulos, ordenados cronológicamente, en que se divide la muestra, Tusell pretende hacer 'reflexionar pedagógicamente al visitante' sobre 'el cambio que se ha producido en la vida de los españoles a lo largo del último siglo y el gran esfuerzo de modernización que ha experimentado el país'.
El arte, la literatura, el cine y la fotografía aportan continuidad al discurso expositivo. Así, las películas mudas se mezclan con cuadros de Sorolla y Zuloaga, y aperos de labranza o calienta-camas de principios de siglo en la sección Tradición y cambio, que abre el recorrido. En el último módulo, Un destino mundial, se ha recogido el primer satélite español junto a lienzos de Barceló o Sicilia y fotogramas de películas como Los amantes del círculo polar, de Julio Medem.
Arte e historia
'No se trata de ofrecer una panorámica del arte español, sino una muestra significativa en que el arte evoca una realidad histórica, al margen de ser un testimonio de la creatividad individual o colectiva', reiteró Tusell.
El abismo de la discordia recoge desde el micrófono usado por el general Queipo de Llano hasta el último parte de guerra escrito por Franco, pasando por el banderín de las Brigadas Internacionales o las planchas eléctricas del momento. En Posguerra se muestran en la misma vitrina los uniformes de un soldado de la División Azul y de un deportado en el campo de concentración nazi de Mauthausen. Muy cerca se exhibe una aspiradora de trineo y la metralleta Sten del guerrillero Juanín.
Frente a las fotografías de Primo de Rivera y Pablo Iglesias, Tusell incidió en los antagonismos históricos. Ya en el módulo La España de Bienvenido Mr. Marshall, al lado de una popular muñeca Mariquita Pérez, el historiador se detuvo en la carta que envió Alberti a Pemán y señaló que, pese a las diferencias, no se rompieron del todo los vínculos.
La mujer centra también parte del discurso expositivo adquiriendo rasgos distintos a lo largo de la exposición, como los de Federica Montseny, Dolores Ibárruri o los de La Niña, la escultura que representa el nacimiento de la Constitución.
En la sección Culturas compartidas, Tusell ilustró la idea de que la mayor peculiaridad de España, dentro de su condición de 'variable europea', radica en su 'pluralidad cultural que no obsta para que al mismo tiempo exista un patente sentimiento de identidad colectiva o de tarea común'. En este sentido, Tusell estimó que la exposición, en la que ha trabajado un año y medio, resulta 'interesante' de cara a un posible proyecto de Museo de Historia de España, que calificó de 'necesario'. Un completo catálogo compila los trabajos de 40 especialistas en cada una de las materias expuestas.
En los últimos tramos de la exposición, los objetos cotidianos, los carteles electorales, las viñetas de Forges, las portadas de Mundo Obrero, el retrato del rey Juan Carlos, y las obras de Equipo Crónica, Arroyo, Lucio Muñoz, Miquel Navarro, Pérez Villata y Gordillo, entre otros, están enmarcadas por gráficos que dan cuenta de la evolución de España.
Sorprende ver en la sección Un destino mundial al presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana, con José María Aznar, junto a otras fotografías que retratan al presidente del Gobierno con su mujer y con el ex presidente Bill Clinton.
A modo de conclusión, Tusell afirmó que la visión histórica de la exposición no es 'autocomplaciente' porque incluye la autocrítica en cuestiones como la inmigración o el terrorismo, aunque subrayó la 'sensación de orgullo' que produce la modernización y transformación experimentadas por la sociedad española gracias 'al pueblo español', y no a ninguna cohorte generacional ni sector político.
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