Javier Bardem y la homosexualidad en Cuba
Se ha estrenado ya la película sobre Reinaldo Arenas, escritor cubano homosexual, interpretada por Javier Bardem. Y de nuevo críticos y escritores bienpensantes arremeten contra el trato que ha dado la Revolución cubana al colectivo de gays y lesbianas. De nada vale que el actual ministro de Cultura de Cuba, Abel Prieto, reconozca en la película Fresa y chocolate el modelo a seguir por un cine cubano reflexivo, profundo y autocrítico, o que Alfredo Guevara, actual Director del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC), sea un homosexual confeso, que hoy circulen de manera normalizada en Cuba ediciones de la obra de Reinaldo Arenas, o que el Malecón habanero, frente a la cafetería Fiat, se llene los fines de semana de gays y travestis.
De nada vale que haya locales en Cuba que den espectáculos de transformismo o que ya se realicen operaciones de cambio de sexo en el país. Para el pensamiento único Cuba seguirá siendo un 'régimen que encarcela homosexuales'. Y da igual lo que se afirme que los hechos narrados en Fresa y chocolate corresponden a 1979, si en la sinopsis de la carátula del video distribuido en el Estado español se indica que el relato está ambientado en 1993, o que se diga que la Cuba de Mariel de 1980 -año en que Arenas abandona el país- no es la misma que la del 2001.
Javier Bardem, directa o indirectamente, ha contribuido a este tópico. Nos ha decepcionado profundamente, teniendo en cuenta su digna procedencia familiar. Y se ha convertido en una pieza más del puzzle de las mentiras mediáticas sobre Cuba, ahora en manos del 'cine independiente norteamericano'.-
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