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Los militares turcos aceptan una salida de la crisis que evite la convocatoria de elecciones

Juan Carlos Sanz

Sin que se haya producido ningún reajuste en el Gabinete, el banco central turco cumplió ayer su promesa e inyectó liquidez en el sistema bancario, que cerró la jornada con un tipo de interés del 139%, frente al 1.300% del viernes y a los astronómicos 5.000% y 7.500% que se manejaron entre el miércoles y el jueves. La Bolsa de Estambul también se recuperó de parte de las pérdidas de la semana negra con una subida neta del 6,5%. Finalmente, la lira turca mejoró su relación con dólar estadounidense (182 pesetas), con el que se negoció ayer con un cambio de 950.000 unidades, lo que supone una devaluación del 27% frente al cambio del miércoles.

Con estos resultados parece evidente que los mercados financieros turcos recibieron con alivio el mensaje de tranquilidad enviado desde el poder, y refrendado por el silencio de las todopoderosas Fuerzas Armadas. El comunicado oficial del Consejo de Seguridad Nacional precisó que se había recomendado al Gobierno prolongar durante otros cuatro meses el estado de excepción en provincias del sureste del país, con mayoría de población kurda.

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Pero el plan de estabilidad económica, que ha quedado abandonado, era una imposición a Ankara en su camino hacia la integración en la Unión Europea (UE). Tal vez por este motivo el comunicado del Consejo aseguraba que se había debatido, en sus aspectos de seguridad, el programa nacional turco para la adhesión a la UE, que, según se precisaba, 'está casi concluido'.

La representación de los Quince en Ankara ha planteado al Gobierno turco exigencias como la supresión del estado de excepción en el sureste y la introducción de la enseñanza del kurdo en las escuelas públicas de esa región, así como la supresión de la legislación que restringe derechos de expresión y reunión.

No han rodado cabezas en el Ejecutivo, la dimisión del gobernador del banco central de Turquía, el respetado economista Gazi Erçel, fue seguida ayer por la renuncia del subsecretario del Tesoro, Selçuk Demiralp, artífice también del plan de estabilización pactado con el Fondo Monetario Internacional. Ambos se habían mostrado a favor de que entrase en el Gobierno un nuevo equipo económico para devolver la confianza a los ciudadanos tras el descalabro de la semana pasada.

La coalición formada por el Partido Democrático de la Izquierda (DSP, socialdemócrata), de Ecevit; el Partido de la Madre Patria (ANAP, conservador), del ex primer ministro Mesut Yilmaz, y del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP, extrema derecha), dirigido por Devlet Bahceli, parece haber optado por la dolarización de la economía para librarse de unas elecciones anticipadas.

Ecevit y Yilmaz son los principales interesados en no convocar a los turcos a las urnas, pues se arriesgan a quedar fuera del Parlamento. El voto de castigo contra los responsables de la crisis sólo benefiaría a la extrema derecha. Para Ecevit y Yilmaz, parece difícil poder superar en estos momentos el listón del 10% de los sufragios que fija la ley electoral turca para contar con representación parlamentaria.

Los islamistas del Partido de la Virtud intentan abrir un debate en el Parlamento sobre la crisis económica, y han llegado a amenazar con presentar una moción de censura contra el Gobierno. Pero su posición política es cada vez más débil, al pesar sobre su organización de nuevo un proceso de ilegalización abierto por la Fiscalía General del Estado.

Sólo el presidente de la república, el ex magistrado Ahmet Necdet Sezer, sale reforzado del enfrentamiento político y la crisis económica, con una cota de popularidad -de hasta el 90% de apoyo ciudadano, según sondeos publicados por los periódicos- inédita entre la clase dirigente turca. Sezer, sin embargo, actúa en solitario, y no cuenta con la cobertura de un partido ni, al menos explícitamente, de la cúpula militar. Pero la prensa, los sindicatos y los empresarios han saludado con brío la decidida acción del jefe del Estado contra la corrupción en la esfera pública.

Demiralp (derecha) y Erçel, dirigentes del Tesoro y el Banco Central, ayer en Ankara.
Demiralp (derecha) y Erçel, dirigentes del Tesoro y el Banco Central, ayer en Ankara.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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