Preservativos en institutos

No entiendo cuál es el problema derivado de instalar expendedoras de preservativos en un instituto (J. J. Ávila, el 12 de febrero, no especifica el motivo de su disconformidad). Supongo que estaremos de acuerdo en que sería una incoherencia impartir educación sexual (asignatura transversal del currículo oficial) y no proporcionar un fácil acceso a los medios que han sido explicados.

Nuestros jóvenes deben afrontar con seguridad y tranquilidad las posibles dificultades que entraña enfrentarse con ese 'mundo': es obvio que el acercamiento a los medios de prevención de embarazos y enfermedades de transmisión sexual no fomentará una sexualidad desenfrenada, sino mayor seguridad por parte de los adolescentes al practicarla.

Como mucho, se producirían chiquilladas en las que se desperdiciarían preservativos y que serían evitables con unas mínimas medidas de control. La prohibición u ocultamiento de estos métodos nunca ha impedido que los jóvenes practiquen el sexo, como resulta evidente, por lo que la medida adoptada por la Comunidad de Madrid sólo puede tener repercusiones positivas.

¿O es que acaso hay un miedo atávico a que los adolescentes se comporten de una forma sana e informada respecto al sexo, que, al fin y al cabo, es algo común y perfectamente natural? Incluso si facilitar el acceso de los jóvenes a los métodos anticonceptivos provocara un aumento en su actividad sexual, que lo dudo, ¿qué tendría eso de problemático? ¿Es que no es el sexo una parte más de nuestras vidas?

Bastantes tabúes y absurdos miedos infundados hemos sufrido como para seguir poniendo trabas a iniciativas que fomentan un sexo más seguro. Actitudes como la de J. J. Ávila convierten en problema el propio sexo, cuando en realidad la dificultad es la falta de seguridad que nace de la desinformación y de coartar el alcance a los recursos adecuados. Por mi parte, felicito a la Comunidad de Madrid.-