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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

Los irregulares se quejan del 'mareo' al que les somete la Administración

La situación desesperada que viven los ecuatorianos sin papeles en Lorca (Murcia) sólo se salva por la caridad y solidaridad de amigos y familiares que alimentan con su sueldo a los que no trabajan. Y es que desde el 3 de enero, día en que 12 de sus compatriotas murieron arrollados por un tren cuando iban a trabajar, el rechazo a contratar mano de obra no regularizada ha sido una constante. No hay dinero para el alquiler de la vivienda, no hay dinero para comer y la única salida a la que parecen abocados es aceptar el retorno voluntario a Ecuador. Ésta fue la angustiosa situación de Vladimir Ramón, de 30 años, y su compañero Aladín, de 25, que se apuntaron en las listas de la Delegación del Gobierno el martes 6 de febrero, después de estar más de mes y medio mano sobre mano.

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Sin embargo, ahora, diez días después de decidirse, Vladimir y Aladín se lamentan más que nunca de haber dado sus nombres y teléfonos a las oficinas estatales: presentaron su solicitud sin una oferta de contrato, requisito imprescindible para regresar a España de manera preferente y en no más de 20 días (el 5 de febrero comenzaron a alistarse los primeros inmigrantes y no fue hasta el pasado día 13 cuando la Delegación del Gobierno en Murcia establecio la necesidad de tener una oferta de trabajo para volver a España de manera preferente). '¡Yo no sabía que con un precontrato se podía regresar. Eso no se sabía cuando yo me apunté. ¿Por qué no lo dijeron antes!', se queja Vladimir, que llegó a España hace 10 meses y 'nunca' tuvo el menor problema para trabajar en el campo. La situación de su amigo, con sólo cuatro meses de estancia, es más desesperada si cabe: 'Debo 2.000 dólares [360.000 pesetas] pero me apunté al viaje de regreso porque ya no puedo más. De los cuatro meses que llevo en España sólo he trabajado uno, lo justo para subsistir. Ni siquiera he pagado un solo dólar de la deuda', explica.

La situación de estos dos extranjeros no dista en nada de la de otros cientos de ecuatorianos residentes en Lorca. Pero como si nada hubiese ocurrido en los últimos dos meses, Vladimir y Aladín se levantan todos los días a las 05.00 para intentar 'engancharse' (ser contratados) con algún agricultor en la plaza del Óvalo. Practican la misma rutina desde hace 40 días sin que ningún empresario les haya solicitado sus servicios, aunque ellos vuelven al Óvalo cada día. 'Hay que intentarlo aunque no nos cojan. Estamos en la plaza hasta las 08.00 y luego regresamos al piso a dormir, hasta que el hambre nos despierta y cocinamos los más barato', relata Aladín.

Otro extranjero, Ángel Cordero, que también acude a charlar a la plaza y a conocer las últimas novedades sobre el retorno a Ecuador denuncia entre sus compatriotas el 'mareo' al que la Administración le somete desde que intentó apuntarse al vuelo. 'Yo sí presenté la oferta de trabajo, aunque me hicieron compulsarla en una notaría. Pero no la pude dejar allí porque me tardaba como 12 días y el avión salía antes', explica.

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