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Reportaje:

Rubí ensaya la democracia asamblearia

Una ciudad de Barcelona ultima su proyecto de presupuestos participativos

En política no todo está inventado y alguno de los inventos recientes todavía no han llegado a los países del Primer Mundo. Un caso emblemático son los presupuestos participativos, que empezaron a ensayarse en 1989 en Porto Alegre (Brasil) y que en poco más de una década han socavado los cimientos de la forma de hacer política municipal. La experiencia se ha convertido en la gran esperanza de los movimientos progresistas de todo el mundo y algunas ciudades españolas la han seguido con lupa. Rubí (Barcelona), de 60.000 habitantes, se propone implantar el modelo el año que viene después de estudiar durante dos años su viabilidad.

La idea es tan fácil como revolucionaria: hacer participar directamente a los ciudadanos, a través de asambleas y otros organismos, en la elaboración de los presupuestos de la ciudad y, por tanto, en la elección de las prioridades políticas. El éxito de Porto Alegre sorprendió incluso a los promotores de la experiencia, vinculados al Partido de los Trabajadores (PT). En 1989, sólo 403 personas participaron en las discusiones de los presupuestos. Diez años más tarde, 20.000 personas -la ciudad tiene 1,3 millones de habitantes- se implicaron en la aprobación de las cuentas.

¿Es aplicable la experiencia a los llamados países desarrollados? Algunos expertos en políticas de participación ciudadana se muestran escépticos, pero en Rubí, donde gobierna Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V), están convencidos de que sí y el Gobierno municipal ultima su propio proyecto, que se aplicará a partir del año que viene.

La alcaldesa de la ciudad, Núria Buenaventura, ha visitado Porto Alegre para conocer la experiencia de primera mano, y técnicos de la ciudad brasileña se han desplazado a Rubí para aportar su experiencia. 'El objetivo es impulsar políticas de participación de la gente porque cada vez hay más distancia entre la clase política y los ciudadanos', explica Enric García, director del área que coordina el proyecto. Rubí es una ciudad del cinturón rojo de Barcelona con una abstención cada vez mayor: en las últimas elecciones municipales sólo votó el 46% del censo electoral.

La baja participación de la gente es uno de los motivos esgrimidos por los escépticos. 'Si la gente no va ni siquiera a votar, ¿cómo podemos esperar que participe en decenas de reuniones sobre algo tan complejo como la elaboración de los presupuestos?', se pregunta Marta Ribas, presidenta de la Coordinadora de Entidades de Rubí, que ha participado en varias reuniones del proyecto. Jordi Sánchez, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) e investigador de la Fundación Bofill, de orientación progresista, elogia la iniciativa, pero también considera que la experiencia de Porto Alegre es 'poco trasladable' a Europa.

El Ayuntamiento lleva dos años trabajando con un equipo de sociólogos y politólogos de la UAB que ha entrevistado a decenas de personas para preparar el modelo Rubí de democracia participativa. El estudio se encuentra ahora en su última fase y en primavera se hará una prueba piloto. Si todo sale bien, los presupuestos de 2003 ya serán presupuestos participativos.

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En una primera fase, los ciudadanos podrán decidir únicamente sobre el capítulo de inversiones, que en las cuentas de Rubí suponen unos 2.000 millones de pesetas, lo que ha provocado malestar en el Partido Popular (PP). '¿Por qué no empezar por preguntar a los ciudadanos si quieren una rebaja de impuestos?', propone el portavoz municipal del PP, Armand Querol.

Entre las ciudades que ya han hecho algún ensayo sobre presupuestos participativos se encuentra Sabadell, que el año pasado organizó varias jornadas para conocer las prioridades ciudadanas. Pero el propio consistorio admite que fue un proceso distinto al de Porto Alegre, porque las decisiones no eran vinculantes.

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