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Bush busca en México soluciones para resolver la crisis energética de California

Juan Jesús Aznárez

La afinidad de los gobernantes comenzó cuando eran gobernadores de Guanajuato y Tejas, respectivamente, durante una primera reunión en el año 1996, y trasciende las botas camperas, su dedicación a la ganadería, su biografía empresarial y conservadora, su pragmatismo y la coincidencia de que ninguno dispone de mayoría en el Congreso. Los dos comparten proyectos nacionales tan ambiciosos como difíciles de ejecutar.

Tres asuntos bilaterales son especialmente peliagudos: reducir el narcotráfico, una lacra que penetró en las instituciones mexicanas corrompiendo a diestra y siniestra, y cuyo consumo degrada a la sociedad estadounidense; la masiva inmigración ilegal hacia el Norte, cientos de miles de braceros cruzan el río Grande anualmente, y la violencia registrada en una frontera común de 3.200 kilómetros. Cientos de mexicanos han muerto de insolación, deshidratados o ahogados en el intento de cruzar la divisoria.

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Fortalecer nexos

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No son previsibles acuerdos concretos en una cumbre concebida fundamentalmente como de seducción recíproca y tanteo político. El momento es idóneo para fortalecer unos nexos, que en su flanco comercial suman intercambios que van acercándose a los 200.000 millones de dólares (unos 36 billones de pesetas).

'No se había visto jamás una disposición tan favorable de Estados Unidos hacia un Gobierno mexicano', subraya el analista Agustín Gutiérrez Canet. Esa disposición era visible en el partido republicano desde el triunfo de Fox en las elecciones del 2 de julio, una victoria que liquidó 71 años de monopolio del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Los dos presidentes montarán a caballo, escucharán mariachis y hablarán después sobre Colombia, Venezuela y Cuba. Washington invitará a México a compartir su beligerancia, y la de Ernesto Zedillo (presidente entre 1994 y 2000), contra Fidel Castro. Fox, sin embargo, pretende atemperar ese activismo y promover la penetración empresarial en la isla.

La entrevista se efectuará en el rancho San Cristóbal, a 340 kilómetros de Ciudad de México, en una extensión de 456 hectáreas propiedad de la familia Fox, dedicada a las actividades agrarias. El rancho tiene una cuadra de 16 caballos y en él pastorean 100 vacas de carne y leche.

La madre del presidente, Mercedes Quezada, nacida en San Sebastián (España), y otros parientes habitan una propiedad que cuenta con una capilla donde el 8 de diciembre se venera a la Virgen Inmaculada.

Las necesidades energéticas de California ocuparán un espacio preferente en el enunciado de intenciones del presidente estadounidense. 'La manera más rápida de afrontar la situación es trabajar con México, y con Canadá, para construir una política energética para el hemisferio', declaró Bush el mes pasado, al comentar la escasez de California. México dispone de grandes reservas naturales de petróleo y gas, pero no tiene ni la tecnología ni los fondos para explotar esos recursos. El nuevo Gobierno mexicano empuja una reforma constitucional que facilite un mayor acceso del capital extranjero, fundamental para acometer la modernización.

Es previsible que Bush prometa masivas inversiones norteamericanas si Fox convence al Congreso de la necesidad de la apertura. La industria del crudo fue nacionalizada en los años treinta. De momento, México vende 50 megavatios al día a California, suficiente para atender las necesidades de 50.000 hogares.

México, por su parte, demandará contraprestaciones en asuntos migratorios, y limitar la represión fronteriza contra los espaldas mojadas, como se conoce a los inmigrantes ilegales que cruzan el río Grande.

Ahorros millonarios

Cerca de tres millones de nacionales mexicanos trabajan ilegalmente en Estados Unidos, y decenas de miles son deportados, Un total de 8,5 millones de mexicanos nacidos en México han establecido su domicilio al otro lado de la frontera, en Estados Unidos, donde viven también otros 13,4 millones de estadounidenses de origen mexicano. Los ahorros enviados por esos mexicanos emigrados a sus familias superan los 8.000 millones de dólares.

Es casi imposible que Washington acepte una amnistía generalizada, pero sí una nueva versión del Plan de Braceros en vigor entre los años 1942 y 1964. Promovida por el senador por Tejas Phil Gramn, esa propuesta beneficiaría a por lo menos 250.000 temporeros mexicanos.

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