Zapatero ofrece un pacto de extranjería a Aznar para evitar el recurso de inconstitucionalidad

'No he tenido que hacer gran esfuerzo para convencer a mis compañeros de la bondad de este acuerdo por la inmigración que es de alcance social, político y moral', explicó Zapatero. El dirigente socialista se mostró capaz de convencer al jefe del Ejecutivo de que 'hay otras medidas y legislaciones más progresistas para afrontar la inmigración'. El líder socialista eludió pronunciarse sobre si había convencido a sus compañeros catalanes, aragoneses, baleares y castellano-manchegos sobre la conveniencia de no presentar recursos de inconstitucionalidad.

Los máximos dirigentes socialistas en esas comunidades no quisieron precisar si renuncian a recurrir la Ley de Extranjería. Además del presidente de Baleares, Francesc Antich, y el de Aragón, Marcelino Iglesias, el primer secretario del PSC, José Montilla, y el secretario general en Castilla-La Mancha, José María Barreda, subrayaron que ahora lo importante es conocer la respuesta de Aznar a la propuesta que le hará hoy Zapatero. Pero a la vez indicaron que los dictámenes solicitados para saber si la Ley de Extranjería infringe derechos constitucionales seguirán su curso, y advirtieron de que si pasan las semanas y Aznar 'no da muestras de voluntad de querer un pacto', tomarán una decisión.

Los barones del PSOE y el propio Zapatero reconocieron que si el jefe del Ejecutivo rechaza la mano tendida, entonces se sentirán 'libres'. Zapatero ofrecerá a Aznar un Pacto de Estado que vaya más allá de esta ley ya que para una política de inmigración integral se requiere a muchos actores y, singularmente, a las autonomías y ayuntamientos.

El PP, sin embargo, lo que puso en duda ayer es la capacidad de Zapatero de 'cohesionar' las distintas posiciones expresadas en su partido en los grandes asuntos de Estado, y particularmente en inmigración, Plan Hidrológico Nacional y financiación autonómica. Ese mensaje fue el que recalcaron tanto Javier Arenas, secretario general del PP, como Luis de Grandes, el portavoz popular en el Congreso. De Grandes fue más lejos al descalificar la 'apresurada' capacidad de alternativa de la dirección actual del PSOE, tildando de 'libelos' y 'panfletillos' sus últimos documentos. Y cuestionó que en esas condiciones Zapatero pueda ejercer un liderazgo único como interlocutor del PSOE con el Gobierno para esos grandes pactos.

Además de la Ley de Extranjería, en la reunión de los dirigentes socialistas se trató el Plan Hidrológico Nacional, las bases de un nuevo modelo de Financiación Autonómica, la vertebración de España y las relaciones entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, y las relaciones internas de los socialistas. Al menos de momento, los conflictos del PSOE por la disparidad de opiniones entre la ejecutiva federal y algunas federaciones y, sobre todo, con los Gobiernos socialistas, se resolverán por 'el diálogo, la cooperación y el pacto', pero sin normas escritas ni jerarquización de competencias. Un tímido intento de la ejecutiva de dejar por escrito su preeminencia en algunas cuestiones de política general fue inmediatamente descartada. 'La ejecutiva federal dirige la política de todo el partido pero es muy difícil codificar o jerarquizar por lo que el diálogo permanente es la mejor manera de resolver los problemas porque va por delante la lealtad de todos hacia la ejecutiva', señaló un presidente autonómico. Esta reunión 'cordial, muy interesante y útil', según descripción de diferentes asistentes, sólo tuvo un 'intercambio de opiniones cordial', según José Montilla, aunque otros asistentes precisan que 'un poco alto de tono', entre este dirigente socialista catalán y el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

Ambos debatían precisamente sobre las decisiones de la ejecutiva federal que son cuestionadas por alguna federación. Ibarra recordó que el presidente de los socialistas catalanes, Pasqual Maragall, propone fórmulas de federalismo que no han sido debatidas por la ejecutiva. 'Hablas de oído. Y quién eres tú para dar certificados de federalismo políticamente correcto'. Así explicó Montilla, con una sonrisa, lo que había dicho cordialmente a Ibarra.