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Aída Gómez asegura que no piensa dimitir y que se siente avalada por sus éxitos

La directora del Ballet Nacional de España niega responsabilidades sobre contratos y dinero

'Me han parido como tienen que parir y estoy en mi puesto no sólo por bailar, sino por muchas más cosas'. Aída Gómez se siente firme casi con ecos y maneras telúricas en su cargo -'con el éxito está avalado'- porque 'está demostrado que en tres años he levantado la compañía, que estaba en bastante mal estado'. La controvertida diva martilleó sus frases con los dedos como tacones sobre la mesa, mirando a las cámaras y mesándose nerviosa la melena durante su comparecencia ante la prensa en Palma de Mallorca.

Gómez se proclamó compañera de todos -a sus 33 años dijo que lleva diecinueve en el ballet-, pero indicó que halló la compañía 'desmotivada, cada uno colgado en su situación, una compañía un poco a la deriva'. Anticipó varias veces, retadora y nerviosa: 'Cuando sea el momento me pronunciaré'. Cansada de preguntas que no eran de su gusto -prefería cuestiones centradas en sus programas artísticos-, la directora interrumpió con tono duro la rueda de prensa, que se salía 'de la línea' de lo que quería hablar.

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Broncas artísticas y laborales

'Gestión muy bien hecha'

Hoy está previsto, en el Auditorium de Palma de Mallorca, que el Ballet Nacional represente Carmen sin la presencia estelar de su directora en el centro del escenario. Gómez reiteró que su 'gestión está muy bien hecha, esto es indiscutible', y trasladó a su jefe superior, al Ministerio de Cultura, y al director general del Inaem, Andrés Amorós, el rendimiento y el control de las cuentas. Negó tener responsabilidades financieras y administrativas: 'Esta unidad no puede hacer ni contratos, ni [manejar] dinero. Todo está transparentemente en el despacho del director general'. El mejor aval para su futuro lo ve en los compromisos hasta 2003, por contratos de giras firmados, pero no se ve toda la vida al frente de la compañía, que ya ha tenido seis directores.

'No somos máquinas, somos artistas', agregó Aída Gómez, para quien las noticias de las denuncias en su contra son un trabajo 'no contrastado, ni objetivo para nada', que no debería aparecer en las páginas de Cultura de los diarios. A éstos les afeó por 'no sacar mi foto cuando me entregaron la medalla de plata de Bellas Artes, con cuarenta mil personas en el zócalo. ¿Dónde estamos en este país en el arte? Todo me da qué pensar. Estoy callada porque soy una señora'.

La directora del BNE se exhibió como 'una bailarina completa' para rechazar los comentarios realizados por su maestra Merche Esmeralda, a quien dijo respetar pero de la que opinó que 'sólo sabe flamenco'. Tras recriminarle, 'con todo el respeto', a esta bailaora que no estuviera orgullosa de dónde había llegado ella como alumna, apostilló: 'Bailar no es sólo flamenco como mucha gente se cree'.

El mediador

'Cuando yo me pronuncie quizás empecemos hablar. Luego Dios dirá. El ballet funciona y hay que respetar al mediador, yo ya me he perdido en el culebrón', reseñó. Acerca de Maribel Gallardo, una de las bailarinas que la han denostado como directora del BNE, Gómez inició un relato disperso sobre los apartados del elenco: 'Maribel está en proceso de reciclaje porque ha parido. Tiene la paga del Inaem. Hay gente que se pone en este proceso, cobran su sueldo y cuando están reciclados entonces trabajan. Así tengo unos cuantos. Alguno no encaja en el elenco. Pero lo mío es lo artístico, no va a haber despidos. Habrá renovación. Hay personas que ya no pertenecen a la plantilla'.

En los comentarios sobre los planes en marcha en el ballet, Aída Gómez reseñó: 'Rescato coreografías y miro hacia el futuro. Logré el montaje de Antonio Gades de Fuenteovejuna, que el martes empieza a trabajar, que era un sueño, y cuando me vaya me iré encantada de ello: es un montaje del fundador del ballet, y no había ninguno en nuestro repertorio'.

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