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Y el Gobierno, tranquilo

Las respuestas parlamentarias del Ejecutivo negaron desde 1996 la posibilidad de crisis

Carlos E. Cué

La doctrina del Gobierno desde que la crisis de las vacas locas salpica a España es conocida: no hay riesgo de epidemia, la situación está bajo control y los casos que aparecen son puntuales. El Ejecutivo que preside José María Aznar ha incurrido en un autodesmentido básico: en los últimos cuatro años, desde que estalló la crisis en 1996 en el Reino Unido, sostuvo que era prácticamente imposible que se dieran en España casos de vacas locas. Lo ha hecho también por escrito y en el Congreso, la última vez, poco antes de que se descubriera la primera vaca loca, el 22 de noviembre de 2000. 'En España no se ha detectado ningún caso y puede ser clasificada en el futuro como un país libre de esta enfermedad', contestó el Gobierno el 16 de octubre pasado a una pregunta de Gaspar Llamazares, elegido después coordinador general de IU.

La respuesta parlamentaria enumeraba ese día, en un tono de absoluta suficiencia, decenas de medidas que el Gobierno había tomado desde 1994 para prevenir la enfermedad. Sin embargo, tras el estupor creado por los primeros casos, se han conocido diversos informes de inspectores de la UE en los que se asegura que España incumplió la normativa comunitaria para controlar los materiales de riesgo en la fabricación de piensos.

Lo sorprendente es que la respuesta de octubre pasado fue la que llegó más lejos en asegurar que España estaba fuera de peligro. Desde 1996 se habían producido otras iniciativas parlamentarias -incluso una proposición no de ley del PSOE que el Gobierno tumbó-, y nunca había llegado el Gobierno a ser tan tajante, días antes de que apareciera el primer caso, que obligaría al Ejecutivo a dar un giro de 180 grados, negando a partir de ese momento que se tratase de 'una epidemia'.

En julio de 2000, cuando Miguel Arias Cañete acababa de hacerse cargo del Ministerio de Agricultura, el Gobierno insistía: ni hay vacas locas en España ni se las espera. El Ejecutivo presumía entonces de que en 1999 se habían cambiado las pruebas para detectar la encefalopatía espongiforme bovina (EEB), que ahora eran mucho más rápidas, y que se iba a investigar un número mínimo de 5.000 animales. Pero en abril de ese mismo año, los inspectores de la Comisión Europea habían detectado que los veterinarios españoles no estaban suficientemente formados y achacaba a esa situación el que no hubiesen sabido identificar probables casos de vacas locas.

En el Congreso, hay que remontarse hasta el 11 de diciembre de 1998 para encontrar una iniciativa parlamentaria, en concreto una pregunta de Francisco González, del BNG. La respuesta del Ejecutivo: 'España está libre de la EEB'. El 18 de febrero de 1998 hubo, además, una comparecencia del subsecretario de Sanidad y Consumo. Debía explicar una crisis que se había producido en julio de 1997 porque Bélgica había exportado carne procedente de Inglaterra infectada de EEB. Se descartó que esos materiales pudieran haber llegado a España. Y, además, se acusó al Reino Unido y a otros países de efectuar controles defectuosos.El 12 de junio de 1997, ante una pregunta de la diputada socialista Ana Isabel Leiva, el Ejecutivo no sólo negó la existencia de vacas locas, sino que volvió a jactarse de haber establecido de forma unilateral -sin que la Comisión se lo exigiera- unos controles más estrictos que en otros países.

El 12 de noviembre de 1996, una proposición no de ley del PSOE en el Congreso reclamaba ayudas para el sector vacuno, que debía ser declarado 'en grave crisis', además de medidas para recuperar la confianza general, ya que el consumo de carne de vaca había disminuido como consecuencia del escándalo destapado en el Reino Unido. La proposición fue rechazada con el voto en contra del PP. Loyola de Palacio, entonces ministra de Agricultura, minimizó los riesgos de que las vacas locas llegaran a España en una comparecencia parlamentaria el 10 de octubre de 1996. El 9 de julio de ese mismo año, el Gobierno sostenía que los controles se estaban aplicando de forma 'rigurosa'. El propio Aznar, a una pregunta de Joaquín Almunia, el 19 de junio de ese año, pidió que no se 'generara alarmismo' porque la situación en España estaba bajo control.

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