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SEGURIDAD ALIMENTARIA

Ganaderos españoles piden que Londres pague por haber exportado piensos cárnicos pese a conocer su peligro

El presidente del sindicato agrario Asaja, Pedro Barato, responsabilizó ayer al Reino Unido de los casos de vacas locas que sufren los demás países de la Unión Europea y pidió que el Gobierno británico pague por el grave problema que ha causado a sus socios comunitarios. Barato afirmó que el Reino Unido cometió la irresponsabilidad de seguir exportando harinas animales cuando no tenía la enfermedad controlada, y que ello supuso la exportación de esta enfermedad, informa Efe.

Barato afirmó que en España todavía no se puede hablar de epidemia, porque sólo han aparecido nueve casos de encefalopatía espongiforme bovina de un total de 10.000 reses analizadas. Pero, en su opinión, Londres hizo a sus socios comunitarios una 'mala jugada' y debe pagar de alguna manera los graves perjuicios que esta actitud está provocando a los demás países de la UE.

El Reino Unido prohibió en su territorio, en julio de 1988, alimentar al ganado vacuno con harinas cárnicas y otros productos elaborados con restos de animales, ya que sus científicos habían comprobado por esas fechas que esa práctica constituía la forma más probable de propagación del prión entre la cabaña vacuna. Pero el Reino Unido no impidió que esas harinas se exportaran a otros países.

Más bien al contrario. En 1989, el año siguiente a la prohibición, las exportaciones británicas al resto de Europa de harinas cárnicas y materias primas para su fabricación crecieron de poco más de 10.000 toneladas (1988) a 25.000 toneladas. A partir de 1990, cuando los países europeos renunciaron a seguir importando las harinas británicas, el Reino Unido empezó a exportarlas masivamente a países no europeos, principalmente a Asia. Estas exportaciones alcanzaron en 1993 las 30.000 toneladas.

Moralmente defendible

Los británicos renunciaron finalmente a exportar estos productos en 1996, cuando la aparición de los primeros casos de contaggio humano revelaron por fin a Londres la verdadera magnitud del problema. Según publicaba el jueves The Wall Street Journal, los responsables sanitarios y ganaderos del Gobierno británico discutieron a menudo desde 1988 sobre la conveniencia de continuar con las exportaciones, pero acabaron decidiendo que era mejor dejar la decisión a los países importadores. Keith Meldrum, el principal responsable veterinario británico en aquellos años, escribió en una carta en 1989: 'No consideramos moralmente indefendible exportar carne y huesos a otros países, ya que pueden ser usados para alimentar a los cerdos y a los pollos'. España y otros países europeos no prohibieron alimentar a los rumiantes con harinas cárnicas hasta 1994.

Aparte de a la Unión Europea, las harinas cárnicas británicas fueron exportadas al Este europeo, Estados Unidos, Tailandia, Taiwan, Sri Lanka y varios países africanos. Entre 1988 y 1996, el Reino Unido también exportó 3,2 millones de vacas a 36 países.

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