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La realidad sanitaria, a dos pasos

Apenas un par de kilómetros separan al lujoso hospital militar Vigil de Quiñones del complejo sanitario Virgen del Rocío. Este último, uno de los buques insignia de la sanidad regional, cuida de la salud de 720.800 andaluces... El militar, de la de 28.000.

Otro dato que habla de la magnitud y, por qué no decirlo, de los frecuentes atascos que a veces padece la sanidad pública, es el que se refiere a los ingresos: frente a los 6.000 anuales del Vigil de Quiñones según fuentes oficiales, en el Virgen del Rocío ingresaron el año pasado más de 53.000 personas.

Si se habla de listas de espera o de urgencias, en el hospital militar no existen. En cambio, en cualquier hospital público es frecuente encontrarse a los enfermos en los pasillos del Servicio de Urgencias esperando a que quede libre una cama.

Ahora Defensa, aseguran fuentes de la Consejería de Salud, quiere dinero por ceder un patrimonio que en su día ya pagaron los españoles con sus impuestos. ¿Cuánto? Hay quien habla de 10.000 millones de pesetas. Otros evalúan lo que cuesta mantener abierto el Vigil de Quiñones un año, y fijan la cantidad: 'La cifra estaría en torno a los cuatro o cinco mil millones de pesetas', dicen fuentes militares. Pero lo cierto es que nadie hasta ahora ha querido dar cantidades concretas de cuánto estaría dispuesto a pedir o a pagar por el hospital.

El consejero de Salud, Francisco Vallejo, no quiere cerrar ninguna puerta en la negociación, aunque no entra en sus cálculos gastar dinero público en adquisición del centro sanitario.

Y, entre tanto, los usuarios de a pie, los que sufren las listas de espera y deben aguardar meses, o años, para operarse, no entienden que un país que presume de tener uno de los mejores sistemas sanitario del mundo mantenga cientos de camas desocupadas, quirófanos cerrados y profesionales cruzados de brazos, cuando, a escasos kilómetros, los pacientes permanecen en los pasillos por falta de espacio.

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