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El FBI detiene en Nueva York a un alto cargo ruso reclamado en Suiza por corrupción

Lo que no acaba de entenderse es cómo se atrevió Borodín -acusado de blanqueo de dinero en relación con sobornos multimillonarios en la restauración del Kremlin y otros edificios oficiales- a presentarse en EE UU con un pasaporte normal. Uno de sus abogados, Borís Kutnetsov, aseguró ayer que, 'por motivos técnicos', no pudo contar a tiempo con el visado estampado en el pasaporte diplomático, pero parece que éste iba a llegar anoche a Nueva York por valija oficial. El portavoz del político, Iván Makushok, afirmó que Borodín emprendió el viaje porque las alegaciones suizas carecen de toda base y quería romper el 'nudo gordiano' que le tenía prácticamente prisionero.

La cobertura para la visita parecía sólida: una invitación a asistir a la toma de posesión de George Bush emitida por uno de los principales financiadores de la campaña del nuevo presidente; un permiso oficial del jefe de Estado de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, del que éste informó al Gobierno ruso, y un cargo de alto rango (aunque de poder más simbólico que efectivo) que en teoría debía dotarle de inmunidad. Pero el cálculo falló y está por ver si el revuelo que se ha armado conseguirá sacar de la cárcel a Borodín.

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Apenas se conoció la noticia, el ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov, convocó al embajador norteamericano en Moscú, James Collins, para expresarle la protesta de su país y exigir la liberación inmediata e incondicional. Bernard Bertossa, el fiscal jefe de Ginebra que emitió la orden internacional de detención, aseguró ayer que pondrá en marcha inmediatamente el procedimiento para solicitar a Estados Unidos la extradición.

'Desprecio' a Rusia

La indignación marcaba ayer los comentarios sobre el caso de la clase política, con alusiones a la 'falta de respeto' y el 'desprecio' a Rusia que supone la detención. El ultranacionalista Vladímir Zhirinovski llegó a pedir el encarcelamiento como represalia de algunos ciudadanos norteamericanos. Lukashenko habló de 'escándalo diplomático' y 'gesto inamistoso'. El jefe de protocolo de Yeltsin, Vladímir Shevchcenko, empleó el término 'ultraje'. Y Nikolái Jaritónov, jefe del Partido Agrario, hizo notar la incongruencia que supone este caso cuando apenas si ha pasado un mes desde que un espía norteamericano convicto y condenado a 20 años (Edvard Pope) fue liberado como gesto de buena voluntad.

Pero hubo voces discordantes. Como la del líder comunista Guennadi Ziugánov, que pareció recordar los tiempos en los que encarnaba la oposición al Kremlin y calificó la detención como 'una señal para toda La Familia', como si pensase que correrán la misma suerte otros miembros de la corte de los milagros de Yeltsin. 'Me da vergüenza por Rusia', señaló, por su parte, el dirigente liberal Serguéi Ivanenko. 'Deberíamos luchar contra la corrupción en nuestro propio territorio'.

El Gobierno de Estados Unidos justificó la detención de Borodín al afirmar que era su 'obligación legal' hacerlo. 'Tenemos ciertas obligaciones; hay un caso abierto en Suiza y tenemos obligaciones en términos de cooperación legal con otros países', declaró el portavoz del Departamento norteamericano de Estado, Richard Boucher. El portavoz confirmó que Borodín fue arrestado a petición de las autoridades suizas. 'Cuando alguien aparece sin inmunidad y sin condición de diplomático, y hay una orden de arresto contra él, estamos obligados a llevarlo a cabo', agregó.

La fiscalía de Ginebra acusa a Borodín de blanquear dinero utilizando como tapadera el imperio de propiedades del Kremlin, del que estaba a cargo hasta hace un año. El alto funcionario ruso fue detenido por el FBI al salir del avión en el aeropuerto John F. Kennedy, pasó la noche del miércoles en la cárcel y ayer compareció ante un tribunal federal en Brooklyn, distrito judicial al que pertenece el aeropuerto, informa Isabel Piquer desde Nueva York. Según declaró el tribunal, Borodín permanecerá detenido al menos hasta el 25 de enero, fecha en que tendrá lugar la vista para decidir sobre su extradición.

El fiscal Bertossa cree que Borodín blanqueó 25 millones de dólares (unos 4.000 millones de pesetas) cuando gestionaba las propiedades del Kremlin durante la presidencia de Borís Yeltsin. Borodín ocupa ahora el puesto de secretario de la Unión entre Rusia y Bielorrusia, lo que le da inmunidad en su país. Bertossa confirmó ayer que ha recibido información oficial de Estados Unidos sobre la detención de Borodín.

Orden de detención

El año pasado, los fiscales rusos cerraron una investigación de dos años sobre varias personas cercanas a Yeltsin, incluido Borodín, por un escándalo de corrupción en el que estarían involucradas dos empresas constructoras suizas, Mabetex y Mercata. La orden de detención de la fiscalía helvética fue emitida hace ya un año.

El abogado suizo de Borodín, Dominique Poncet, declaró que el ciudadano ruso no puede ser juzgado en la Confederación Helvética al haber sido cerrada la investigación realizada en Rusia, informa Efe. Poncet considera que no se puede procesar a Borodín por blanqueo de dinero en Suiza sin que se haya establecido un delito anterior. En este sentido, explicó que desde el momento en que la investigación paralela que se realizaba en Rusia contra su cliente fue archivada, el mes pasado, por no hallarse motivos de delito, no es competencia de la justicia del cantón de Ginebra pronunciarse sobre un eventual delito de blanqueo de dinero. Suiza 'no puede tener jurisdicción válida por las presuntas infracciones cometidas en Rusia por un ciudadano ruso', dijo el abogado.

La trama del Kremlin

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