Muere a los 97 años Esteban Vicente, el gran americano de la pintura española

Nacido en la localidad segoviana de Turégano el 20 de enero de 1903, a Esteban Vicente le han faltado apenas 10 días para alcanzar la prodigiosa edad de 98 años, aunque lo más prodigioso de tan alta edad ha sido que estuvo pintando hasta el final. Una prueba fehaciente de esta fecunda actividad asombrosamente longeva ha sido su producción última, que está a punto de exhibirse en el Museo Esteban Vicente de Segovia, una producción, además, de una calidad escalofriante. Es una pena que no haya podido asistir a la inauguración de la muestra, como pudo hacerlo con 94 años a la de su propio museo, creado en su Segovia a partir de su generosa donación.

Nacionalizado estadounidense en 1940, tras terminar la guerra civil española y haber ocupado en Nueva York el cargo de cónsul al servicio de la República española, Esteban Vicente inició una segunda carrera artística de vanguardia al integrarse entre los protagonistas del pujante expresionismo abstracto americano, los míticos representantes de la Escuela de Nueva York. En este sentido, es uno de los artistas de este siglo de experiencia más singular, ya que, antes de la guerra civil española, formó parte de la Escuela de París, tras haber participado en lo que podríamos llamar la generación del 27 de los pintores españoles, y, después de la II Guerra Mundial, cuando la vanguardia se desplazó de París a Nueva York, de nuevo se vinculó a la corriente artística internacionalmente más renovadora. Gracias a esta contribución activa a la vanguardia americana, la importancia de Esteban Vicente en Estados Unidos se puede comprobar simplemente a través de la presencia de su obra en los mejores museos de este país. Pero Esteban Vicente no sólo tuvo un excepcional reconocimiento artístico, sino también una influencia considerable como profesor de arte, uno de los más apreciados en las mejores escuelas de arte estadounidenses.

Por lo demás, como si estas dos vidas superpuestas no hubieran sido suficientes para encauzar su desbordante vitalidad, durante los últimos años Esteban Vicente emprendió la reconquista de su país natal, que absurdamente le había olvidado, incluso cuando se superaron las barreras políticas del franquismo. En 1987, por fin, la Fundación del Banco Exterior organizó su primera retrospectiva en Madrid, que constituyó un hito cultural y obtuvo un enorme éxito de público y crítica. De todas formas, el punto culminante de este reencuentro de Esteban Vicente con su país natal tuvo lugar cuando hace tres años, casi simultáneamente, se llevó a cabo la gran retrospectiva de su obra en el Reina Sofía y la inauguración del museo que lleva su nombre en Segovia.

Aunque antes de instalarse en América Esteban Vicente había realizado una importante obra personal, alcanzó su madurez y su estilo artístico más personal en su etapa americana. Fue allí donde conjugó su buena escuela europea, formada en el poscubismo parisiense de los años veinte y treinta, con el nuevo impulso energético del expresionismo abstracto.

En este sentido, Esteban Vicente logró un prodigioso equilibrio entre libertad y sabiduría, expresividad y elegancia, que subrayó de forma soberana, sobre todo, en el collage, técnica en la que fue un maestro incomparable. Por su independencia y también por su especial sensibilidad, su obra puede recordar a la del primer Philip Guston, pero biológicamente Esteban Vicente será siempre un prototipo de formidable español del estilo incombustible de Picasso, viviendo más de lo razonable y haciéndolo con una total intensidad hasta el final.