Pinochet se declara en rebeldía ante la justicia al anunciar que no acudirá a su interrogatorio

La defensa de Pinochet presentó ayer dos recursos, uno ante el propio Guzmán y otro ante la Corte Suprema de Chile, para intentar posponer las diligencias, en una batalla contra el tiempo, pues están previstas para el domingo, e impugnar al magistrado a cargo del caso con el fin de removerlo. Pinochet resolvió en la noche del miércoles aceptar la recomendación que le presentaron en forma unánime los abogados de su defensa de no presentarse a los exámenes médicos, ordenados por Guzmán para los próximos domingo y lunes, y a la declaración indagatoria, prevista para el martes, por considerar que el magistrado tiene una actitud de 'hostigamiento' en su contra.

De paso, en forma tácita, el entorno del general admitió así que es Pinochet quien determina sus acciones. Su hijo menor, Marco Antonio Pinochet, afirmó ayer que el general es consciente de que esta actitud lo puede llevar a ser arrrestado y procesado y sostuvo que su padre 'no está yendo contra la justicia', sino que, por el contrario, él y su familia quieren 'que se haga justicia'. Más político, el portavoz de la familia, el general retirado Guillermo Garín, sostuvo ayer que si se corrige el itinerario de las diligencias ordenadas por Guzmán, de modo que entre los exámenes y el interrogatorio medie un tiempo que permita conocer los resultados que entreguen los médicos, Pinochet estará de acuerdo en someterse.

Sin condiciones

El entorno del ex dictador cree que los exámenes mental y neurológico indicarán, al igual que los que se realizaron en Londres, que éste no se encuentra en condiciones médicas de afrontar un juicio, por lo que, apelando a la Constitución, que establece la necesidad del debido proceso, lograrán una eximente judicial, a pesar de que la ley establece que esto sólo es posible si el imputado está loco o demente senil. Después de conocer la decisión de Pinochet de cometer desacato, de manera parca pero categórica, el juez se limitó a señalar que 'en este caso soy un juez del crimen y tengo que apegarme al Código de Procedimiento Penal'.

Y éste, en su artículo 341, establece que un juez tiene la facultad para procesar a un inculpado si hay presunciones fundadas de participación en los hechos que se le imputan, sin someterlo al trámite de la declaración indagatoria, tal como lo resolviera el propio Guzmán el 1 de diciembre, sorprendiendo a tirios y troyanos al procesar a Pinochet en una resolución posteriormente impugnada por sendos fallos de la Corte de Apelaciones de Santiago y de la Corte Suprema.

Sereno, y como si ignorara los intentos pinochetistas para impugnarlo del caso y el anunciado desacato del general, Guzmán se reunió en los tribunales durante 45 minutos con los seis médicos que practicarán los exámenes. Después partió con ellos y recorrió las dependencias del hospital Militar, un recinto que pertenece al Ejército, donde tendrán lugar los exámenes mental y neurológico de Pinochet.

La defensa del general interpuso un recurso de reposición ante el propio Guzmán para lograr que todos los exámenes se efectúen en el hospital Militar y deponga su decisión de trasladar algunas de las muestras clínicas y de laboratorio hacia otros recintos hospitalarios, públicos y privados, que gozan de prestigio en el país. Marco Antonio Pinochet consideró 'inconcebible' que el magistrado haya resuelto enviar muestras médicas a otros lugares y dijo que esta resolución no le da confianza a su padre y, dado que el juez ha cambiado 'todas las condiciones, preferimos que mi padre no prosiga con estos exámenes'.

Más preocupante para el futuro del juez es el recurso disciplinario en su contra que presentarán en la Corte Suprema en las próximas horas, según anunció el abogado de la defensa del ex dictador José María Eyzaguirre, en el que sin tapujos pedirán el cambio de magistrado por las irregularidades que ha cometido. Entre éstas, los defensores resaltan que el juez Guzmán decretó el interrogatorio al día siguiente de que terminen los exámenes médicos, lo que 'da a entender que los exámenes no tendrían para el ministro instructor ningún sentido, ningún fin', afirmó Eyzaguirre.