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El peruano Vladimir Herrera reúne lo mejor de su obra en 'Poemas incorregibles'

El poeta Vladimir Herrera (Lampa, Perú, 1950) es la última incorporación de Tusquets Editores a su colección de poesía Nuevos textos sagrados, que el poeta mismo considera 'de importancia superior, pues nombres consagrados como Enrique Molina, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez o Francisco Brines están en el horizonte poético de mi libro'. El libro en cuestión se titula Poemas incorregibles y es una antología de toda la obra anterior del autor, con alguna composición nueva. Cerca de setenta poemas que plasman la trayectoria de una de las voces hispanoamericanas actuales más singulares, desde sus dos primeros libros de tiraje limitado (40 ejemplares, con grabados de pintores japoneses) hasta los tres últimos, editados durante su estancia de 20 años en Barcelona.

La singularidad de Herrera no reside sólo en lo inextricable de sus temas, sino también en la falta de interés del poeta por aclararlos: 'La poesía tiene que ser difícil, no se le puede dar masticada al lector porque hay que dejarle que él elija la manera de entrar en ella'. Herrera, que se declara deudor de Lezama Lima y Rubén Darío, se inscribe con sus versos aparentemente oscuros en la gran tradición surrealista peruana, que va de Eguren a Westphalen, pasando por Vallejo, Moro, Eielson y el propio Adán.

Vladimir Herrera regresó a Perú en 1996, tras 25 años en Europa, y se dedica a la cría de caballos ('caballos de paso peruanos, una especie a recuperar', asegura) en una montaña a las afueras del pueblecito de Urcos. 'Muy lejos de Lima, donde se concentra todo lo que pasa en ese narcoestado en que se ha convertido el Perú desde que Fujimori llegó al poder. Eso, además, ha pringado a toda una generación de intelectuales, la del movimiento de los llamados hora zeros, a través de periódicos nuevos inventados para ellos o de la conexión directa mediante la redacción de los discursos del presidente'. Aunque Herrera no convierte su afición equina o la realidad política de su país en material literario, afirma que ésta es una buena época para vivir en Perú, 'pues ahora es cuando va a brotar toda la verdad sobre la corrupción, especialmente el lavado de dinero negro. Recién comienza el descalabro. Y que nadie espere, por supuesto, que Fujimori regrese'.

Una de las particularidades de Poemas incorregibles es el uso que Herrera hace de los títulos en latín y de términos en portugués. Según él, 'en la práctica poética se está produciendo un flujo entre lenguas dentro de los confines del antiguo imperio romano, una tendencia a la latinidad, que se manifiesta sobre todo entre el español y el portugués. Algunos autores, como Aroldo de Campos, Nuno Giudice o el argentino Perlongue, utilizan una especie de portuñol, y lo curioso es ver cómo las palabras de un idioma enlazan perfectamente en el otro. En las zonas fronterizas entre Perú y Brasil es un fenómeno perfectamente corriente'.

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