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Entrevista:DAMIÁN ZAMORANOENDOCRINÓLOGO

"La gente sana puede cometer algún exceso sin remordimientos"

Damián Zamorano describe su relación con la endocrinología como un flechazo. Confiesa que al acabar los estudios de Medicina no se dio ninguna opción y se lanzó de cabeza a la especialidad, porque le fascinaba. Tras 23 años de ejercicio, sigue enamorado de su profesión como el primer día. Nacido en Estepona (Málaga), es en la actualidad el jefe de la sección de Endocrinología del hospital Clínico. P. Estas fiestas son sinónimo de excesos. ¿Cómo se pueden evitar?

R. Hay que desdramatizar. En la gente sana, algún exceso con la comida no tiene mayor importancia. Hay que pasarlo bien. Históricamente, en todos los pueblos las fiestas y la gastronomía van asociadas. En estas fechas, la gente sana puede cometer algún exceso sin remordimientos, incluso de alimentos que habitualmente no recomendamos. Lo importante es que después ese consumo no se mantenga. El alcohol sí es más peligroso por el riesgo que supone para la conducción, porque puede amargarnos la noche y porque muchos jóvenes se inician precisamente en estas fiestas.

P. ¿Y las personas que tienen una enfermedad?

R. En el caso de los obesos, no es el momento para hacer una dieta intensa. El truco para ellos en estos días es que primero sacien su hambre con verduras y alimentos sin grasa y después coman lo demás. Para los diabéticos sí son unas fiestas muy malas y no deben ingerir productos ricos en azúcar en ninguna circunstancia.

P. ¿Los excesos se pagan?

R. Lo que se paga es hacer las cosas mal de forma habitual. A una persona que haga ejercicio y que normalmente consuma mucha verdura, porque coma mucho una noche no le pasa nada. En estos días la gente sana puede comer sin cargo de conciencia y sin hacerle mucho caso a los médicos. Los obesos pueden relajarse un poquito, pero siempre con moderación. En cambio, los diabéticos sí deben tener más cuidado.

P. ¿La globalización ha llegado a la mesa?

R. Las hamburguesas y las pizzas les gustan a los niños, pero a los adultos no tanto, éstos se inclinan más hacia la dieta mediterránea que tiene bastante aceptación. No creo que la globalización nos afecte, salvo que no estemos alerta. El problema está entre los niños que abusan de la comida rápida y encima, en vez de jugar con el balón o haciendo ejercicio, se pasan el día viendo televisión. Pero, afortunadamente, esto no es como la epidemia de Estados Unidos, donde es raro que alguna persona coma bien.

P. ¿No va a restaurantes de comida rápida?

R. Sí, pero no como. Voy porque tengo que llevar a los niños...

P. ¿Le han hecho claudicar?

R. No es malo claudicar de vez en cuando. El problema es hacer a diario las cosas mal.

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