Alta velocidad contra la 'proteína loca'
La implantación en Galicia de los test para detectar el mal de las 'vacas locas' permitirá analizar 700 muestras al día
Es una pequeña caja con ocho tubos que a simple vista podrían pasar por medicinas convencionales. Pero, además de un gran negocio para el laboratorio suizo que patentó el invento, el paquete contiene los elementos con que se realiza el test más avanzado del mundo para la detección del mal de las vacas locas: en diez horas se puede obtener un primer resultado del análisis de una muestra de tejido cerebral. Al método se le ha llamado prionic porque avisa de la presencia del prión, la proteína causante de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB). El laboratorio de sanidad animal de la Xunta de Galicia los ha estrenado en España, y con ellos, si hiciera falta, podría analizar hasta 700 muestras diarias.Los prionics españoles quedaron ayer oficialmente inaugurados en el laboratorio de sanidad animal de Lugo. Esta vez no había ninguna cinta que cortar, pero los consejeros gallegos de Agricultura, Cástor Gago, y Sanidad, José María Hernández Cochón, posaron ante los fotógrafos sonrientes y mostrando cada uno su correspondiente cajita de prionics. Galicia, la primera comunidad española afectada por el mal, presume de ser también la primera en tomar medidas. "Nos hemos convertido en pioneros en España", se ufanaba el titular de Agricultura, "vamos por delante de todos en medidas para prevenir la enfermedad". Pese al aspecto avejentado del edificio que acoge el laboratorio -una enorme placa en el vestíbulo recuerda que fue inaugurado en 1971 "siendo jefe del Estado el Generalísimo don Francisco Franco Bahamonde"-, en su interior se están ensayando las primeras pruebas para la detección rápida de la EEB.
El llamado prionic es un conjunto de ocho reactivos químicos que, aplicados mediante un complejo proceso a una muestra del encéfalo de una res sospechosa de la enfermedad, permiten descubrir la presencia del prión. "Su eficacia principal reside en que hace una gran criba de las muestras", explica el director del laboratorio gallego, David Fernández. "En condiciones óptimas, podemos tener en diez horas un resultado que nos permite desechar, con un 100% de fiabilidad, las muestras que han dado negativas". Hasta ahora, ese proceso llevaba varios días, ya que exigía un meticuloso análisis del tejido de cada muestra. Con el trabajo previo de los prionics, esa investigación ya sólo se realizará en los casos en que el tratamiento con reactivos haya descubierto indicios de la aciaga proteína. La velocidad del proceso permite descentralizar los análisis y descargar de trabajo al centro nacional para el estudio de la enfermedad, con sede en Zaragoza, el único de España que venía realizando análisis de EEB. A partir de ahora, el equipo que dirige Juan José Badiola en la universidad aragonesa se centrará en la confirmación de los casos positivos.
Para realizar las nuevas pruebas, el laboratorio de Lugo ha tenido que contratar a 15 personas más y gastar 15 millones de pesetas para mejorar su dotación tecnológica. Ha comenzado esta semana y ha analizado ya 144 muestras. La invención del prionic ha supuesto un gran avance, pero aún queda una barrera por superar: de momento, nadie ha dado con el método para detectar la enfermedad en un animal vivo. En la Universidad de Zúrich hay algunas investigaciones avanzadas para encontrar el sistema, pero el director del laboratorio de Lugo es escéptico sobre la posibilidad de resultados inmediatos.
Como todas las reses con síntomas sospechosos han de ser sacrificadas, la Xunta ha firmado un convenio con un matadero privado de Chantada (Lugo) para dedicarlo específicamente a esa labor. "De este modo, ninguna vaca que presente sospechas pasará por los mataderos que venden carne", declaró el consejero de Sanidad, quien tampoco se quedó corto de optimismo: "La carne gallega es la que tiene mayores garantías en toda Europa".
Frente al triunfalismo oficial, las organizaciones ganaderas insisten en sus críticas. La Federación de Empresarios de Producción Láctea (Feplac) denunció ayer que persisten los retrasos en la recogida de las reses muertas en las granjas que, según las normas comunitarias, han de ser incineradas después de haberles extraído una muestra para el análisis. Según la Feplac, también se está incumpliendo el compromiso de no cobrar a los ganaderos por el transporte de los cadáveres.
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