Muditos
Le pregunté a un amigo francamente nacionalista por qué los políticos catalanes valoran tanto el silencio de las manifestaciones contra ETA. "Por la diferencia. Los españoles gritan 'hijos de puta' y 'pena de muerte', en tanto que los vascos y los catalanes nos manifestamos en silencio", dijo. Me quedé algo perplejo porque no sé cuál es la virtud del silencio, ni siquiera cuando se compara con gente que insulta a los hijos de puta. También estaba un tanto perplejo porque acababa de ver la manifestación de Terrassa en la tele catalana y aunque el locutor repetía la consigna de un modo insensato ("el silencio es impresionante", insistía), todos oíamos a la masa que desfilaba aullando "a-se-sinos, a-se-sinos" con una salud envidiable. Claro que aquello era Terrasa y quizás mi amigo se refería al paseo de Gràcia, que está más normalizado.Pero aún suponiendo que todos los catalanes se callaran como una tumba, insisto, ¿cuál sería la virtud del silencio? Supongo que, por sutil estrategia, el silencio catalán debe relacionarse con otra consigna de los políticos catalanes, el "diálogo". De manera que si nos callamos todos y sólo hablan ellos, esto se arregla. La afición al silencio (ajeno) de nuestros dirigentes es admirable. La del diálogo, no lo sé. Es cierto que quieren dialogar con el PNV de Arzalluz, un partido tan dialogante que puso a Josu Ternera en la comisión de derechos humanos. Que ya es dialogar. Pero no quieren dialogar con PP-PSOE porque no son dialogantes. Quizás si nombraran ministro de Sanidad al vampiro de Düsseldorf...
De todos modos, aquí, hablar, lo que se dice hablar, cada día se practica menos. Nos callamos delante de los enemigos y delante de los amigos, delante de los conocidos y de los desconocidos, siempre en público y a veces también en privado. Los últimos que han osado hablar se han llevado una bronca descomunal, sobre todo en ámbitos ilustrados. En la Universidad de Barcelona, por ejemplo, antes de hablar hay que contratar un seguro de vida por orden de su magnífico rector. Se lo juro. De modo que si en las últimas elecciones autonómicas se abstuvo casi la mitad de los votantes catalanes, es probable que en las próximas se calle más gente. ¡Qué grandeza!
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.