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NEUROCIENCIA

En busca de las neuronas del error

Un estudio con monos desvela la biología del autocontrol y da pistas para comprender algunas patologías

Estudios en humanos

Los neurocientíficos están empezando a averiguar qué pasa por la cabeza cuando nos decimos: "¡Vaya, me equivoqué!". Un avance significativo se ha dado a conocer ahora en un estudio que publica la revista Nature, que demuestra que hay un grupo de neuronas de una región del cerebro que reacciona cuando uno se da cuenta de haber cometido un error. Esta región forma parte de un sistema ejecutivo que ha evolucionado dentro del cerebro para controlar su propia actividad mientras toma decisiones, corrige errores y suprime las respuestas habituales, según expone el equipo de Jeffrey D. Schall, profesor de Psicología de la Universidad de Vanderbilt (EE UU)."El trabajo es muy importante porque muestra la base celular del autocontrol", afirma Sohee Park, profesora adjunta de psicología de la Universidad de Vanderbilt. "Afecta a cuestiones verdaderamente básicas de la psicología y la filosofía, como el origen del pensamiento y del libre albedrío". También tiene importantes implicaciones para la comprensión de la esquizofrenia (el 80% de los enfermos y la mitad de sus parientes tienen dificultades para el control ejecutivo de los movimientos del ojo), del desorden obsesivo-compulsivo, y del comportamiento psicopático, añade.

El grupo de Schall está especializado en el estudio del control cerebral del movimiento del ojo. La investigación que han realizado se basa en una tarea muy sencilla: decidir si cambiar o no el rumbo de la mirada. Para estudiarlo, los investigadores sentaron a unos macacos ante la pantalla de un ordenador. Un sistema de seguimiento ocular controlaba adónde miraban. Aparecía un punto en el centro de la pantalla, y cuando la mirada del mono se fijaba sobre el punto, el punto desaparecía y aparecía otro en la periferia de su visión. Si el mono orientaba la mirada hacia el punto nuevo se le recompensaba con un zumo. En algunas pruebas, el punto central reaparecía mientras el mono se preparaba para reorientar su mirada hacia el punto periférico. En estos casos, recibía su recompensa cuando cancelaba el movimiento ocular que tenía planeado y mantenía la visión fija en el objetivo central.

Paralelamente, los investigadores controlaban la actividad de las neuronas en una parte del cerebro del macaco denominada área ocular suplementaria, una estructura descubierta en los años cuarenta. Y descubrieron que el área ocular suplementaria mostraba un patrón de actividad neuronal muy distinto al del área ocular frontal. "Parece que las neuronas del área ocular complementaria están siguiendo el movimiento del ojo, no controlándolo", resumió Schall.

Los investigadores han descubierto tres tipos distintos de neuronas en esta zona. Un tipo actúa cuando el mono se da cuenta de que ha tomado la decisión correcta y se le va a recompensar (existen neuronas similares "de recompensa" o refuerzo en otras partes del cerebro). El segundo tipo, denominado neuronas del error, reacciona cuando el mono se da cuenta de que ha cometido un error y no va a ser recompensado. El tercer tipo responde cuando el cerebro ha recibido dos instrucciones opuestas.

Estos descubrimientos arrojan nueva luz sobre estudios similares con humanos. El equipo de Michael Coles, de la Universidad de Illinois (EE UU), había descubierto en estudios de electroencefalografía una señal de que se producía cuando los humanos cometían errores y que denominó "señal del error". Por su parte, Jonathan Cohen, de la Universidad de Princeton (EE UU), ha estudiado con resonancia magnética la actividad cerebral cuando se colocaba a sujetos humanos en situaciones en las que tenían posibilidades de cometer errores. Así descubrió que cuando se daban cuenta de haber cometido un error se activaban el área motora suplementaria y un área adyacente denominada córtex cingulado anterior.Como también se registró actividad en estas áreas cuando la persona emitía un juicio correcto, la conclusión de Cohen fue que esta actividad no sólo debía de centrarse en los errores, y propone que lo que indica es que el cerebro afronta impulsos en conflicto. "Nuestros resultados dan a entender que ambas interpretaciones son parcialmente correctas", comentó Schall. "Hay distintos grupos de neuronas que responden tanto ante los errores como ante los conflictos".

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