Internet, la hora del desencanto
El uso de Internet como fuente de entretenimiento, información y relación con los demás está en auge. La idea de revolución tecnológica, no tanto. Esta misma semana, el Ministerio de Ciencia y Tecnología presentaba unas cifras espectaculares de uso de las nuevas tecnologías en España. De antes del verano a estas navidades, el número de usuarios de Internet (tanto correo electrónico como acceso a páginas web), ha aumentado en dos millones de personas. El tradicional empuje del sector informático en estas fechas reforzará este crecimiento exponencial. Sin embargo, una nueva figura ha surgido entre la masa de los que ya pueden considerarse internautas: el desencanto de la realidad virtual.Hace apenas dos años Internet iba a cambiar nuestra vida. Al comprarnos un ordenador y ponerle una línea de teléfono estábamos comprando el billete al futuro. Íbamos a ver cine por la red, a jubilar nuestra cadena de música, los chats (canales de conversación) iban a ser nuestra principal conexión con los amigos, no volveríamos a pisar un supermercado ni una librería, los periódicos de papel estaban condenados... ¿Qué hay en nuestras vidas de todo eso? Poco. Al menos, poco todavía. La duda radica en saber si esas expectativas no se verán cumplidas jamás o, simplemente, se trata de que las cosas van mucho más despacio de lo que nos habían vendido.
Un estudio reciente del proyecto Virtual Society? (analistas sociológicos de las nuevas comunicaciones) sobre uso de nuevas tecnologías incluía la categoría de "ex usuario" de Internet para los encuestados. La proyección de los resultados indicaba que casi 28 millones de personas en EE UU se declaran "ex usuarios" de la red. Más aún, dentro de ese grupo de desencantados son mayoría los adolescentes, principal objetivo de muchos de los contenidos de la red. El único precedente es aún más extraño. En 1995, en sus primeros años, otro estudio en el Reino Unido cuantificó en un 8% la población con acceso a Internet. Pero, sorprendentemente, otro 8% se autocalificó como ex usuario, una categoría que los sociólogos ni se habían planteado. Es decir, encontraron, ya entonces, un perfil de gente que había echado una mirada a Internet y había decidido que aquello no le interesaba.
¿Seguimos prefiriendo hacer cola en el cine, pasar las páginas de los libros, manosear la ropa en las tiendas y charlar con una caña sobre la barra?
Las cifras de acceso a la red en España están a años luz de las norteamericanas, pero empiezan a surgir voces cansadas de Internet. "La gente que empezamos a utilizar Internet en el año 95, cuando estaba en pañales, lo hemos integrado en nuestra vida laboral, y ya no me hace falta en en mi vida privada. Yo me planteo incluso quitar el ordenador de casa". Lo dice Carlos Sánchez Almeida, responsable de la página de Kriptópolis, sitio de referencia sobre usos y novedades en la red. "Cuando te pasas todo el día con el ordenador, trabajando, lo que te apetece es justamente lo contrario. Empiezas a buscar de nuevo algo real en tu vida. Tienes la necesidad de algo físico, algo real".
Una idea que Steve Woolgar, responsable del citado estudio norteamericano, resume, en un artículo posterior titulado ¿Dónde está la 'oficina sin papel'?, en que "estamos en la transición del mero acceso a Internet al uso con criterio de Internet". Es decir, tras el boom en el que todo iba a ser virtual, "los nuevos datos indican que, contra la idea asumida de que las nuevas tecnologías iban a sustituir a todas las estructuras conocidas, más bien se empiezan a utilizar como complemento de éstas".
Eso, en palabras de un usuario, es que "uno ya no va de link en link y tiro porque me toca". David Casacuberta, profesor de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología en la Universidad Autónoma de Barcelona, quien se inició en la red en 1995 y explica así su "fase de desencanto" con la red. "Lo que ocurre es que hay una cantidad de información brutal que, sin filtrar, no vale para nada. Al principio, navegar por navegar era divertido, porque Internet en sí era la novedad. Ahora ya no es novedad, y nos damos cuenta de que necesitamos filtros, los intermediarios de siempre. Un libro, por ejemplo, es un producto acabado. Le han puesto un papel, un tipo de letra, un final, un índice y unas tapas atractivas. Alguien ha hecho ese trabajo por ti. Te han filtrado la información. Ese producto es insustituible".
Puestos en lo peor, "la ausencia total de intermediarios significa la ausencia total de criterio y el aburrimiento total". Es decir, Internet por sí mismo ya no entretiene, ahora además tiene que aportar algo.
Lo mismo pasaría entonces con el cine, los discos o la información general, que necesitan de algo más que una pantalla para ser interesantes. "Las cosas también las compras con la vista, el tacto o el olfato". Y lo que es más importante y controvertido, lo mismo ocurre con las relaciones sociales. "A la hora de la verdad, hay un canal de comunicación que es imprescindible. Cuando ves a una persona, hay un canal emotivo de comunicación que la red no te da. El significado de los e-mails de una persona cambia totalmente después de verla".
Fenómenos como el fracaso de las empresas .com contribuyen también a la idea de que Internet no es un valor infalible. Pero Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, no cree que esto suponga un desencanto de la red. "Lo que ocurre es que se han creado falsas expectativas. La red sólo decepciona a aquellos que no tienen una idea realista de lo que es. Falta muchísimo por experimentar". En efecto, según los expertos, la red está actualmente en la edad de piedra, y sólo se aprovecha un 20% de las posibilidades que se calcula llegará a tener.
Domingo empezó a usar Internet en 1994 y afirma que "nada sustituye al tacto de una camisa a la hora de comprarla". Pero también dice que "no hay desencanto, hay normalización". Se ha bajado un ritmo "que el comercio había forzado muchísimo". "Lo que ha fracasado son las propuestas, que eran descabelladas, no Internet". Aplíquese a todos los servicios de la red.
Mariló Ruiz de Elvira, directora del portal generalista Inicia, refuerza esta tesis y afirma que "es muy pronto para decir que se ha acabado". "Internet está por todas partes, lo que pasa es que se está haciendo invisible. Cada vez hay más gente que usa Internet sin darse cuenta". El correo electrónico, "el gran triunfador", ya no es novedad. Ya no le damos importancia a algo que era ciencia-ficción hace sólo 5 años. Y al resto, lo que le pasa "es que está por llegar".
Gonzalo del Pozo, director asociado de Globaliza.com, un portal inmobiliario de éxito, pone un ejemplo: "Yo no piso un banco desde hace más de un año. Pero depende de lo que necesites en tu vida. A mí la ventanilla de un banco no me aporta nada, pero si a un jubilado le quitas ese servicio, le arruinas las mañanas". El problema, entonces, es que "se ha sobrevalorado lo que Internet iba a hacer por tu vida. Se crearon falsas expectativas y se vendió que era la muerte de los videoclubes, de los bancos, las tiendas, los periódicos... Pero la gente seguirá yendo al water con el periódico, no con el portátil". Aunque no descarta un futuro como el que se ha descrito, advierte de que es hora de reconocer que "hay limitaciones tecnológicas importantes, y a corto plazo, no habrá cambios radicales". Quizá, como dice Del Pozo, lo que ocurre es que "Internet se empieza a generalizar, la gente empieza a conocerlo, y en ese proceso hay a quien satisface y a quien no".
Cada vez más enredados
Los ríos de tinta que genera Internet, los programas de televisión dedicados a sus contenidos y las posibilidades de acceso, cada vez más sencillas y generalizadas, han provocado un crecimiento en más de dos millones y medio en el número de usuarios de la red. En concreto, según el último Estudio General de Medios, un 15,8% de los españoles, 5.486.000 personas, de un universo mayor de 14 años, se puede considerar usuario de Internet. Sin embargo, estas cifras son de las más bajas de Europa, donde se dan crecimientos hasta cuatro veces más grandes, como el 59% en Suecia.
De los servicios de Internet, la World Wide Web y el correo electrónico son los más utilizados. La franja de edad tipo en la que se sitúan los nuevos internautas está entre los 20 y los 35 años. La mayoría se conecta desde el trabajo o desde casa, el 51% y el 38%, respectivamente, lo que explica que los accesos sean casi a diario. Por provincias, Baleares, Cataluña, Madrid, País Vasco y La Rioja son las que han experimentado mayor crecimiento en uso de la red, con evoluciones entre el 7% y el 10% en el último año.
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