_
_
_
_
_

Zarautz difunde la obra gráfica de la artista alemana Käethe Kollwitz La muestra evidencia el compromiso social de esta expresionista

Käethe Kollwitz (Königsberg, 1867-1945), una de las representantes más destacadas de la corriente humanista del expresionismo alemán, apostó en vida por hacer de la estética un noticiario de la miseria y el sufrimiento de los oprimidos. Hoy, más de medio siglo después de su muerte, la casa de cultura Sanz-Enea de Zarautz difunde en una exposición la obra gráfica de esta artista judía, que perdió a su hijo en la Primera Guerra Mundial y sufrió la marginación durante el nazismo.

La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 7 de enero, ha sido posible gracias a la colaboración del Instituto Goethe y el Ayuntamiento de Zarautz, de la mano de Leopoldo Zugaza, figura clave en la dinamización cultural de la localidad guipuzcoana. Supone una oportunidad de excepción para aproximarse a la obra gráfica de Käethe Kollwitz, cuyos grabados, aguafuertes, litografías y dibujos, han hecho de ella uno de los nombres más representativos dentro del expresionismo alemán. "Quiero incidir sobre este tiempo en el cual los hombres están tan perplejos e indigentes" escribió en su diario.La artista, extremadamente sensible ante el dolor de los más necesitados y desamparados, plasmó con gran fuerza el dramatismo de las luchas obreras y los desastres de la guerra, desde una clara posición antibelicista. Es un aspecto que se evidencia en esta exposición; su actitud ética, su preocupación por que la investigación estética fuera en todo momento testigo de su tiempo. Kollwitz vivió una época difícil. Sufrió dos guerras mundiales y en la primera perdió a su hijo. A partir de entonces la muerte se convirtió en uno de los fieles personajes de sus grabados. El tratamiento de la luz y las sombras en su obra sobrecoge el ánimo del espectador desde un principio. Piezas como Estallido, Campo de batalla o Retratato de medio cuerpo de una obrera con pañuelo azul, transportan de inmediato a ese lugar de lo sagrado y provocan la sensación de estar asistiendo a uno de esos privilegiados instantes que sólo es posible experimentar ante los grandes artistas -como la propia Käethe Kollwitz, Goya o Van Gogh-, que han sabido traducir los sentimientos de la condición humana a través de la estética.

En la década de los años 20 Kollwitz, creó una serie de obras gráficas y afiches para instituciones políticas y humanitarias. Colaboró con la Ayuda Internacional al Obrero en beneficio de los hambrientos de Rusia, con el movimiento obrero en prevención de la guerra y junto con otros intelectuales en iniciativas contra eventuales medidas antidemocráticas. En 1932 suscribió un manifiesto junto a Albert Einstein, Heinrich Mann y otros artistas para la creación de un frente de comunistas y socialdemocrátas contra el anunciado fascismo del nacional socialismo nazi. Fueron años de persecución e incertidumbre en los que la autora sufrió la marginación y los silenciamientos por parte de los seguidores hitlerianos por su condición de judía. En 1945, poco antes de la capitulación alemana, la muerte que tan frecuentemente dibujó, se la llevó a sus 78 años.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_