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Josefina Aldecoa publica su primer libro de relatos después de 40 años

'Fiebre' reúne 14 cuentos escritos entre los cincuenta y los noventa

La pareja, las relaciones madre-hija, la familia, la mujer, la infancia son algunos de los temas que Josefina Aldecoa aborda en Fiebre (Anagrama), una selección de cuentos escritos entre los años cincuenta y los noventa. Hacía casi cuarenta que la escritora no reunía sus relatos en un libro; el anterior, A ninguna parte, es de 1961. "Me he dado cuenta de que no he cambiado de punto de vista ni casi de estilo", afirmó ayer en Barcelona.

"Aunque no me gusta teorizar ni soy crítica literaria, también me he dado cuenta de que todos los relatos responden a mi idea de lo que ha de ser un cuento, algo redondo: a los personajes se les sorprende en un fragmento de su vida, sucede algo que la cambia, luego se produce un descenso y suele haber un efecto final. Esto es la mitad; la otra mitad la tiene que poner el lector". Josefina Aldecoa (La Robla, León) está espléndida y no representa para nada los 74 años que tiene.Los relatos de Fiebre están ordenados en tres partes, empezando al revés: primero, ocho cuentos de los noventa; luego, cuatro en la parte central, protagonizados por Julia, una mujer independiente, escritora, luchadora, rescatada de su novela La enredadera (1984), y Cecilia, que es lo contrario. Estos 12 cuentos son inéditos o han sido publicados en revistas; los dos que cierran el libro los escribió en los cincuenta y aparecieron en A ninguna parte, hoy inencontrable. Reflejan la infancia y los primeros amores, con el telón de fondo de la posguerra y el franquismo. Aldecoa explicó que estuvo impregnada del realismo social y, aunque ha evolucionado, nunca lo ha dejado del todo. "Teníamos obsesión por dar testimonio, no de denunciar, de lo que pasaba". Josefina es, como Ana María Matute o como fue Carmen Martín Gaite, una niña de la guerra. Como ellas, mantuvo también un largo silencio narrativo. "Tengo imaginación, pero no fantasía, y no puedo imaginarme nada que no haya visto o vivido. En este sentido, soy absolutamente realista".

"Dejé de escribir durante 10 años y cuando volví a hacerlo ya no tenía nada que ver con lo de antes. No había necesidad de un compromiso tan grande. Había llegado la democracia". Pero volvió a ese mundo con la trilogía que la ha lanzado al gran público, Historia de una maestra, Mujeres de negro y La fuerza del destino. "Escribí la primera entre 1989 y 1990. Cuando acabé Historia de una maestra, pensaba que no iba a interesar. La gran aceptación que tuvo fue una sorpresa. Luego, analizando el éxito de la trilogía y viendo todas las memorias que se han publicado en los noventa, he llegado a la conclusión de que, acabada la euforia de la transición, eso que se decía que aquí no ha pasado nada, empieza a una nueva etapa que se inicia con el declive socialista y cuando se rompe el pacto de no hablar del pasado. Los más interesados son los jóvenes, que no se enteraron de lo que había pasado con Franco. Sus familias no hablaban. Para nosotros, este renacer de la memoria es consciente y político: no es una cuestión de venganza, pero no hay que olvidar".

La relatos de Fiebre, unos con mucho diálogo y otros más breves, los primeros más largos y los últimos más breves, dan muy buena idea de lo que es la narrativa de Aldecoa. Las historias de Julia y de Cecilia van a gustar mucho. Narran episodios de la vida de dos amigas muy diferentes que se reencuentran años después de no haberse visto. Podría haber sido un libro, quizá una serie. "Me gustaría, pero no sé si tendré tiempo".

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