Jiri Kilian arrasa en los Premios de la Danza de Montecarlo
La primera edición de los Premios Mundiales Nijinski de la Danza concluyó ayer en Montecarlo con una gala en la que el coreógrafo checo Jiri Kilian (Praga, 1947) recibió tres de los más importantes galardones. La gala, al estilo de los eventos norteamericanos y organizada por el modista Karl Laguerfeld, se desarrolló con fragmentos de filmes de baile y un nutrido grupo de celebridades del ramo, como la estrella de Hollywood Cyd Charisse, la bailarina rusa Natalia Makarova o el bailarín francés ya retirado Jean Babilée.Jiri Kilian recibió el premio a la más importante creación coreográfica del año 2000 por su obra One of a kinde, pero poco después debió subir dos veces más al enorme escenario del Forum Grimaldi para recoger otros dos galardones no menos importantes: el de coreógrafo por el grueso de su obra creativa y el que recibía la compañía que dirige, el Nederlands Dans Theather, residente en La Haya, como la compañía más destacada del mundo. Entre los finalistas, el Nederlands dejaba atrás al Ballet del Teatro Marinskii-Kirov de San Petersburgo y al Ballet de la Opera de París.
Kilian, un hombre de naturaleza reservada y extremadamente discreto, se mostró agradecido a la vez que embarazado por tan abrumador triunfo frente a grandes rivales.
Asiduo en España
El checo es actualmente una de las voces más personalizadas del arte coreográfico internacional y su sello ha marcado la vida estética y el estilo de la compañía holandesa, donde puede destacarse su sentido musical, la sensibilidad armónica del movimiento, y una sutil línea argumental de los grandes temas humanísticos. En España se ven asiduamente sus coreografías que se encuentran en el repertorio de la Compañía Nacional de Danza. Kilian, entre otras grandes obras, hay que citar de su vasto catálogo Sinfonía de los Salmos (vista en el Teatro Real la pasada temporada), Sinfonietta (sobre Janacek), Forgotten land (Britten) y Muerte súbita (Mozart), ésta última también en el repertorio de la CND española. El galardón al bailarín sobresaliente recaló en Manuel Legris, de la Opera de París. La bailarina premiada fue la francesa Sylvie Guillem, actualmente estrella en el Royal Ballet Covent Garden de Londres, quien al recoger su premio hizo un duro discurso alertando de los peligros de la vulgarización de la danza clásica a través de una engañosa popularización mediática.
El gran premio honorífico lo recibió Merce Cunningham; también estaban finalistas para el premio Alicia Alonso y Maurice Béjart, que fuera de programa, recibió un galardón especial anunciado por la propia princesa Carolina. Béjart no estaba en la gala, y agradeció el premio mediante una videoconferencia transmitida en directo. Cada galardón está dotado con 100.000 francos franceses (2.536.000 pesetas).
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