El fiscal pide tres años de cárcel para el cardenal de Nápoles
Michele Giordano está acusado de financiar una red de usura
El fiscal de Lagonegro (en la provincia de Potenza, al sur de Italia) Michelangelo Russo solicitó ayer una pena de tres años de prisión para el arzobispo de Nápoles, cardenal Michele Giordano, acusado de financiar una red de usureros dirigida por su hermano, Mario Lucio Giordano. A la petición del fiscal, al término de la requisitoria en el juicio que se sigue contra el purpurado, seguirá mañana la intervención de los abogados de Giordano
La sentencia podría emitirla el juez, Vincenzo Starita, el 22 de diciembre, en vísperas de las Navidades, ya que el proceso se desarrolla por un procedimiento abreviado.Sobre el cardenal de Nápoles pesa la acusación de asociación delictiva con fines de usura, usura y apropiación indebida. Ayer, los cuatro abogados de Michele Giordano acogieron la petición fiscal con total naturalidad. Luigi Petrillo, uno de los cuatro defensores, declaró que la petición "es una consecuencia natural no del material probatorio, sino de la ya conocida posición del fiscal", claramente contrario a los "príncipes de la Iglesia". Otro de los letrados, Bruno Larosa, reconoció que le habría sorprendido "una petición de absolución" por parte de Russo. "Pero si lo hubiera hecho, éste habría dejado de ser un proceso histórico".
Micheangelo Russo, que inició en 1997 la investigación sobre la red de usura que operaba en la localidad natal del cardenal, Sant'Arcangelo, en la región sureña de Basilicata, incluyó a Michele Giordano entre los implicados en el caso en el verano de 1998, después de haber examinado las cuentas del cardenal y de la Curia y haber interceptado las conversaciones telefónicas del cardenal. Al parecer, parte del dinero entregado a Mario Lucio Giordano procedía de cuentas del Instituto de Obras Religiosas (IOR). En agosto, la fiscalía rdenó un registró por sorpresa en el palacio arzobispal que provocó una protesta de la Santa Sede y a finales de ese mismo año acusó formalmente al cardenal de ser el financiador del negocio de usura gestionado por su hermano.
Según la fiscalía, el cardenal suministró sumas de hasta 80 millones de pesetas a su hermano, Mario Lucio, quien utilizaba los fondos para conceder préstamos con intereses elevadísimos a los comerciantes de Sant'Arcangelo y pueblos de la zona. En el negocio participaba también el ex director de la sucursal del Banco de Nápoles en el pueblo, Filippo Lemma, y un sobrino del cardenal para quien el fiscal pide dos años de reclusión.
Michele Giordano, de 70 años, ha declarado dos veces ante los fiscales de Lagonegro desconocer las actividades a las que se dedicaba su hermano. El dinero que le prestó, ha defendido una y otra vez, era una ayuda personal porque Mario Lucio atravesaba dificultades económicas. El fiscal Russo no concede crédito a las explicaciones del cardenal Giordano, de ahí que haya pedido una condena a tres años de cárcel.
La acusación formal contra el arzobispo de Nápoles tuvo una amplia repercusión en la prensa italiana y provocó una verdadera convulsión en el Vaticano, por la falta de precedentes de esta gravedad. Sin embargo, el juicio, que el propio acusado ha preferido se desarrollara por el procedimiento abreviado (que sacrifica algunos derechos legales del acusado a cambio de la rapidez) ha recibido escaso seguimiento de los medios de comunicación.
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