La UE aprueba un recorte sin precedentes en la captura de merluza en aguas comunitarias
Los ministros de Pesca de la Unión Europea (UE) llegaron en la madrugada de ayer a un acuerdo para reducir prácticamente a la mitad en 2001 las capturas de merluza en las aguas del mar del Norte y del golfo de Vizcaya. Se trata de un recorte sin precedentes que, según pescadores y armadores, llevará a la ruina al sector. La Comisión Europea lo calificó de "draconiano", a pesar de que los Estados miembros suavizaron su propuesta inicial de reducción del 74% de las capturas en esas zonas. Los Quince también adoptaron un plan quinquenal para recuperar los caladeros de merluza sobrexplotados.
Los más "drásticos"
La tradición a final de año es que los ministros de Pesca se reúnan en Bruselas hasta altas horas de la madrugada para negociar con la Comisión Europea el total permitido de capturas que la flota comunitaria podrá realizar en sus aguas el año siguiente y su reparto entre los Estados miembros (las cuotas). La costumbre también dicta que las capitales rebajen considerablemente la propuesta de recortes de Bruselas argumentando problemas en el tejido social. Y, al final, para no romper la tradición, todos ganan. Son los milagros de la UE.Y esta vez no fue diferente. El Consejo de Pesca del año 2000 acabó pasadas las tres de la madrugada después de 13 maratonianas horas de negociación, aunque fue más ordenada, y con España defendiendo prácticamente en solitario su posición. Los representantes españoles están de acuerdo con los científicos, que insisten en que los caladeros están sufriendo en exceso la presión de la flota, pero lo que más molestó al ministro español de Pesca, Miguel Arias Cañete, fue que "España luchó en solitario" durante toda la negociación. Pero todos aceptaron el texto final, menos Grecia, que votó en contra, y Bélgica e Italia, que se abstuvieron.
Pérdidas millonarias
El plato fuerte fue la merluza, especie prioritaria para la flota española. La Comisión Europea pidió una reducción del 75% de las capturas en 2001 en el golfo de Vizcaya y el mar del Norte. Francia -que ocupa la presidencia de la UE- consiguió obtener el apoyo de la mayoría con una segunda propuesta: un 60%.
Al final, los Quince suavizaron la propuesta de Fischler al 55%, en el caso del golfo de Vizcaya, y al 41%, en el caso del mar del Norte. Se incrementa, sin embargo, en un 5% las capturas de esta especie frente a las costas españolas. En total, la flota española podrá pescar el próximo año 12.169 toneladas de merluza (17.240 toneladas disponibles este año). En la negociación del año pasado, el recorte propuesto por Bruselas fue del 40% y se quedó en el 18%.
El comisario europeo de Pesca, Franz Fischler, declaró tras concluir el Consejo de Ministros que el acuerdo recoge "los recortes más drásticos que se han realizado en la UE desde que se introdujo el sistema de capturas totales y cuotas". La Comisión Europea consideró este tipo de negociaciones como de mercadeo entre países y advirtió de que, si no se cambia de política, en el futuro la situación será peor. Para evitarlo, los Quince acordaron poner cuanto antes en marcha un plan plurianual para recuperar las especies en grave deterioro.Pero los problemas principales en la negociación se centraron en los recortes propuestos por la Comisión Europea para las especies asociadas, ésas que se pescan indirectamente cuando la flota se echa a la mar para capturar otra. "Si se intenta pescar el rape o la cigala, sin quererlo, por fuerza pescas merluza o bacalao", explicó un experto. El comisario Fischler puso sobre la mesa una reducción global del 20% para estas especies, que en el caso del rape podía alcanzar hasta el 45% en algunas zonas.
Y al igual que en la merluza, se suavizaron. Las capturas de cigala para 2001 quedaron en 36.160 toneladas (2.395 toneladas para España), lo que representa un recorte del 11%. El rape sufrió un recorte similar y quedó en 40.005 toneladas (6.950 toneladas en España). El gallo sufrió un recorte ligeramente inferior y quedó en 26.160 toneladas (10.620 toneladas para España).
"Nos han convencido de que estas reducciones eran demasiado prudentes", declaró el portavoz de Fischler. España defendió prácticamente en solitario la teoría de que no había pruebas suficientes para proceder a estos recortes. Estas cuotas podrán ser revisadas si los Estados miembros aportan pruebas suficientes para demostrar que la pesca de especies asociadas afecta a la merluza y el bacalao. Por primera vez se establecen capturas para el atún blanco y el patudo.
Al despertar, los pescadores se encontraron ayer con la mala noticia, mientras el Gobierno se atribuía el mérito de haber conseguido frenar recortes más severos. El ministro Arias Cañete pidió el apoyo comunitario.Los armadores, sin embargo, auguran la ruina del sector y un encarecimiento del producto en España, el mayor consumidor de pescado por habitante del mundo tras Japón. El recorte de capturas es "inaceptable", afirmó el gerente adjunto de la Cooperativa de Armadores de Vigo, José Antonio Suárez-Llanos. Cifró las pérdidas para el sector en unos 5.000 millones de pesetas y muchos despidos.
En Galicia y el País Vasco, las comunidades más afectadas, se consideran "severas y negativas" las nuevas restricciones a la pesca. El Gobierno gallego destacó en un informe que resulta especialmente hiriente el recorte aplicado a la merluza. "Nosotros propugnamos una gestión racional de los recursos y para aquellas pesquerías en mala situación hay, forzosamente, que adoptar medidas de recuperación, pero éstas pueden ser de diversa índole", indicó el consejero de Pesca de la Xunta, Amancio Landín.
Las autoridades del País Vasco convirtieron el recorte en un problema político. "Los intereses del País Vasco no están defendidos en Bruselas" por el Gobierno español, criticó el departamento de Agricultura y Pesca vasco en un comunicado. Según el Ejecutivo vasco, la distribución de la reducción de capturas discrimina a la flota vasca "para suavizar la disminución de la flota española". En líneas generales, la reducción "drástica" de capturas de merluza es "lesiva, desproporcionada, ineficaz y discriminatoria".
Los pescadores británicos también salieron en contra del acuerdo, mientras su Gobierno se felicitaba.
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