Los empresarios rechazan que las torres sean el foco de la epidemia

"Las torres han sido el sistema de refrigeración tradicional de las fábricas de Alcoy. Hasta ahora [antes del primer brote de legionella] no había una normativa clara para su limpieza, normalmente se limpiaban una vez al año, aprovechando las vacaciones del verano", explica Rafael Cantó, gerente de la fábrica Cándido Miró, SA, El Serpis. El empresario realiza esta exposición para justificar su escepticimismo ante la posibilidad de que realmente las torres de refrigeración sean el foco de propagación de la epidemia. "Así, hemos funcionado durante decádas y nunca hubo un brote de legionella", afirma. "Por tanto", sostiene el gerente, "es posible que el foco esté en otro lugar y que las torres, dado el gran volumen de aire que mueven, se hayan contaminado".El gerente de esta fábrica (extremo en el que coinciden otros empresarios alcoyanos cuyas instalaciones también han sido objeto de inspección) resaltó el celo de la Administración, local y autonómica, a la hora de controlar la limpieza de las torres de refrigeración desde que se declaró el brote de legionella y la relajación con la que se actuaba con anterioridad.

"Además de las reiteradas inspecciones y el coste económico, cumplir con las recomendaciones del protocolo para el mantenimiento de las torres incide en el ritmo de producción", argumenta Cantó. "De ahí, que hayamos optado por eliminar la torre y poner en marcha un sistema de refrigeración de circuito cerrado, quizás menos eficaz, porque depende de la temperatura exterior, pero al menos estamos tranquilos porque no hay emisiones", añade el gerente, quien asegura que el coste del cambio de sistema de refrigeración oscila entre los dos y tres millones de pesetas.

Los industriales han adoptado la iniciativa a título individual, aunque no descartan unirse para solicitar ayudas. La Cámara de Comercio de Alcoy señaló ayer que el ente no tomado ningún acuerdo en este sentido porque oficialmente desconoce cuáles son las fábricas afectadas.