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El Gobierno de Israel reanuda el diálogo directo con Arafat tras dos meses de Intifada

Dos meses y medio después de una Intifada que ha costado la vida a 328 personas, la mayoría palestinas, y ha abierto una crisis política en Israel que implica la celebración de elecciones anticipadas, se tienden de nuevo los puentes entre los adversarios. Shlomo Ben Ami, ministro de Seguridad Interior y de Asuntos Exteriores del Gobierno de Ehud Barak, se entrevistó anoche con Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Palestina, en Gaza. No se informó sobre ningún avance concreto, pero el encuentro supone salir del callejón en el que estaba el proceso de paz. Ben Ami admitió la posibilidad de sellar un eventual acuerdo para una conferencia internacional y reclamó la presencia de Clinton en Oriente Próximo.

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El momento de la verdad

La importancia de la cita con Arafat -que Ben Ami desveló ayer ante un grupo de periodistas españoles en Tel Aviv- en un momento de fracaso de las expectativas de paz creadas hace cinco meses, se debe a que el ministro de Exteriores es el jefe de la misión negociadora israelí; es decir, el hombre capaz de intentar poner sobre la mesa tanto los puntos más sencillos de la discusión -fronteras y seguridad- como los más complicados -Jerusalén y refugiados- para desbloquear un proceso paralizado por la explosión de violencia. Ben Ami acaba de regresar de París, donde ha mantenido contactos con el Gobierno francés y con el del emirato de Qatar, el único país musulmán junto a Mauritania que no ha tomado medidas políticas o diplomáticas de represalia contra Israel tras la Intifada.Sensibilizado por estos y otros contactos, Ben Ami está convencido de que este último esfuerzo de diálogo debe contar con todo el respaldo exterior posible, y eso incluye que el presidente norteamericano, Bill Clinton, haga las maletas y viaje a Oriente Próximo, antes de abandonar la Casa Blanca: "Creo que Clinton debe venir a la zona, como hizo el presidente Carter en los ocho largos meses de negociaciones que hubo después del primer Camp David. Hay que repetir ese modelo. Clinton tiene que venir. Aquí podrá retomar el ritmo de las negociaciones después de que nosotros y los palestinos entendamos dónde estamos".

En opinión de Ben Ami, ex embajador de Israel en España, "esta Intifada, curiosamente, ha acercado a las partes al momento de la verdad". El ministro cree que todavía hay tiempo para recuperar lo avanzado en julio en Camp David y evitar un salto atrás de años en el proceso: "Éste es el momento en el que las dos partes necesitan llegar a la paz, en estos días".¿Por qué en estos días? En primer lugar, Clinton estará en la Casa Blanca sólo hasta el 20 de enero. Con el presidente Bush será todo más complicado, aunque sólo sea por su desconocimiento de la política exterior y porque la nueva Administración estadounidense tendrá que volver a empezar casi desde cero en su política sobre Oriente Próximo. En segundo lugar, está la crisis israelí, con un apretado calendario marcado por elecciones en febrero o marzo, y por la amenaza de un Gobierno conservador -con el líder del partido Likud, Ariel Sharon, o con el ex primer ministro Benjamin Netanyahu- que paralice el proceso de paz.

Y, por fin, con un Arafat, cuyo margen de maniobra también es estrecho. En palabras de Ben Ami, Arafat está presionado "por la pérdida de control dentro de la Autoridad Palestina" (AP), y ahora es cuando "a lo mejor, por primera vez, se acerca el momento definitivo de la verdad". "Esto es lo que estamos intentando", añade.

Ben Ami cree que Arafat sigue siendo clave, a pesar de las descalificaciones vertidas sobre él tanto desde Estados Unidos como desde Israel desde que empezó la Intifada, pero considera que los palestinos de a pie están frustrados por los escasos frutos del proceso de paz y porque la AP no les ha dado lo que esperaban. "Lo que más me preocupa -y creo que a Arafat también- es que hay un peligro real de colapso de la Autoridad Palestina. Es algo que Israel debe evitar a toda costa".

Ben Ami admite que si la reanudación de las negociaciones tiene perspectivas de éxito, es posible que haya una dimensión internacional para sellar el eventual pacto: "No tengo miedo de crear un paraguas internacional tras el acuerdo". En la fase de negociaciones, los protagonistas serían de nuevo Estados Unidos, Israel y los palestinos, pero no se descartan otras aportaciones, como la de Egipto o la de España: "Me gustaría ver por aquí a Aznar, porque he notado que tiene una relación especial con Arafat. Creo que hay que utilizar toda la munición disponible en este momento".

En cuanto a la crisis interna, Ben Ami rechaza las críticas que dicen que Barak utilizará la negociación en la campaña electoral: "No se nos puede culpar de que estamos intentando hacer la paz por las elecciones. ¡Hemos llegado a estas elecciones porque estamos intentando hacer la paz!".

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