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Zush se instala a vivir en el Macba

La existencia de Zush, el personaje que se apoderó del alma de Albert Porta en el Instituto Frenopático de Barcelona en 1968, va tocando a su fin. De qué manera, aún no se sabe, aunque Zush anunció ayer que el último capítulo de este singular caso de posesión artística se escribirá con la desaparición del personaje durante la exposición Tecura, que fue inaugurada ayer en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. La exhibición, que ya ha sido presentada en Madrid, ha adquirido nuevas formas. Nada extraño si se tiene en cuenta la naturaleza mutante del artista.

Bandera y pasaporte

"No se trata de una exposición antológica, pero hemos intentado sintetizar al máximo toda mi trayectoria desde los años sesenta. Por esto, ciertas piezas que fueron expuestas en el Reina Sofía no se exhiben ahora y hemos creado nuevos espacios", dijo ayer Zush. Entre las nuevas intervenciones se encuentran unos jardines adaptados a la arquitectura de Richard Meyer, que Zush proyectó junto al arquitecto Enric Ruiz-Geli. "Se trata de espacios que creamos con el ordenador, es decir, que primero tuvieron una vida virtual para luego transformarse en algo real", explicó Ruiz-Geli. En estos jardines se encuentran los habitáculos que Zush utilizará en su estancia en el Macba, ya que en ese afán de motivar la continua evolución de sus obras, el artista trabajará y vivirá en el propio museo hasta que concluya la exposición. En el primero de ellos, denominado Capilla Casabuja, se encuentra una de las dependencias de Zush, cuyas paredes interiores servirán de soporte para sus dibujos. En la Capilla Head House, que evoca un estudio de artista, se presentan varias de sus obras montadas como si se tratara de una pintura de gabinete. Finalmente, la estancia Plasma House es el espacio donde Zush tiene instalado el ordenador con el que trabajará estos días y la cama en donde descansará. Esta pieza ya pudo verse en Madrid, aunque la nueva ubicación ha aportado un sistema de luces cambiantes que crean variadas atmósferas.

La exposición se inicia, sin embargo, en la más genuina y conocida representación del universo de Zush, la del Evrugo Mental State, el estado que creó el artista con su propia moneda, su bandera y sus pasaportes. En este mismo espacio, también se exhiben los singulares libros del artista, cuyas páginas son proyectadas en una pantalla. La exposición, que ha sido en su adaptación barcelonesa organizada por José Lebrero Stals, prosigue en una sala con cuyo contenido el artista pretende que la palabra participación adquiera verdadero sentido. El público que acuda al Macba podrá utilizar unos ordenadores con programas informáticos que les permitirán una modificación gráfica de los dibujos realizados por Zush. Gracias a estas "máquinas de pintar" -así las denomina el artista-, las nuevas creaciones podrán imprimirse y sus autores podrán llevárselas. El artista realizará una selección de ellas y las colocará en una de las paredes de la sala para incorporarlas de esta manera a la propia exposición.Sin querer avanzar cuál será su próxima mutación, el artista insinuó el camino que seguirá la nueva personificación de Zush, que nació, según explicó, de la necesidad de poder expresarse de maneras muy variadas. "Pienso que cada vez más, en el arte contemporáneo lo que cuenta es la obra, no el artista. El futuro se encamina a proyectos multidisciplinarios realizados en colaboración", dijo.

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