Un pasado enigmático

A sus 69 años, David John Moore Cornwell ha decidido mostrar por fin su verdadera personalidad, parapetada tras el seudónimo que le ha hecho famoso, John Le Carré. Desde que The Sunday Times desvelara su identidad cuando tenía 32 años y había publicado ya varios libros como "un joven diplomático en Bonn", los detalles sobre su vida privada han sido escasos o incluso erróneos. Le Carré había formado parte del espionaje británico y seguía trabajando para su Gobierno en Alemania en plena guerra fría. Tras el éxito de El espía que surgió del frío, decidió dedicarse a los libros. A pesar de su creciente popularidad, gran parte de su pasado siguió siendo un enigma.

En cierto modo, el misterio, y una vez más la mentira, habían sido la constante de su vida familiar. Su madre les abandonó a él y a su hermano mayor, Tony, cuando Le Carré tenía cinco años. Sin perder un minuto, su padre, Ronnie, les metió internos. El autor escapó a Suiza a los 16 años, donde empezó a leer literatura germana para luego estudiar en la Universidad de Oxford, impartir clases en el selecto colegio de Eton y permanecer cinco años en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En los servicios secretos pasó más de una década, según algunas versiones.

Una curiosa trayectoria marcada por el reencuentro con su madre, cuando había cumplido 21 años. Una vez localizada, le preguntó con delicadeza por qué les había abandonado. "Con vosotros me habría seguido", le contestó ella. Siguiendo la tradición familiar del ocultismo, Le Carré le dijo a su hermano que había encontrado a mamá muchos años después de esta conversación. Para su sorpresa, Tony había hecho lo mismo al llegar a la mayoría de edad, pero nunca lo desveló. Una especie de pacto secreto de proporciones casi hereditarias que podría quebrarse el próximo 26 de diciembre en la entrevista que el escritor ha concedido a la BBC para acabar de una vez con los mitos levantados en torno a su vida.