El ardid de Barak
El ex militar, jefe de Gobierno de Israel, presuntamente torpe en las cosas de la política, se ha destapado con una jugada florentina para mejorar sus opciones. Ehud Barak ha convocado unas elecciones tan sólo a la jefatura del Gobierno, desligando éstas, con su dimisión del sábado, de las legislativas.Con ello, de momento, impide a su archirrival, Benjamín Netanyahu, líder de la derecha más intransigente en las negociaciones con la Autoridad Palestina, que sea el candidato del Likud, puesto que carece de la condición de diputado parlamentario, y con este procedimiento de urgencia, que sitúa las elecciones a principios de febrero, no hay tiempo para que Netanyahu (que en las encuestas aventaja a Barak por 54 a 30) vuelva al Parlamento. Pero la indignación que ha provocado entre sus enemigos la maniobra podría dar pie a un intento de que el propio Parlamento enmiende la ley electoral para que el ídolo de la derecha superdura pueda presentarse.
Barak todo lo fía a unos comicios que él llama "un referéndum sobre la paz", lo que quiere decir que, enfrentado a su presente rival, Ariel Sharon, tendría muchas más probabilidades de sobrevivir que contra Netanyahu, puesto que el también ex militar y Barak andan casi empatados en los sondeos. Lo que haga ahora el líder palestino puede ser crucial. Yasir Arafat da por congelado el proceso de paz hasta la celebración de las elecciones. Lo que significa que no va a dar facilidades negociadoras a su interlocutor. El propio Arafat es quien afirma que la sublevación del pueblo ocupado -que ha causado más de 350 muertos, de los que 320 son palestinos- es la que ha forzado a Barak a dimitir y buscar subterfugios para perdurar. Todo ello configura un lamentable y deshilachado, aunque momentáneo, final de mandato para el primer ministro de Israel que menos tiempo ha permanecido en el poder. Sólo año y medio.
