Ciber@Callús
Un municipio catalán de 1.300 habitantes se convierte en vivero de iniciativas de las nuevas tecnologías
Callús, un pueblo de la Cataluña interior de poco más de 1.300 habitantes, situado a una decena de kilómetros de Manresa, va camino de convertirse en una aldea digital. Aunque en la superficie no muestra señales de digitalización, ni proliferan los ordenadores, ni exhibe artilugios propios de las nuevas tecnologías, internamente se va articulando en torno al mundo del chip. Antes de tres meses, aprovechando los trabajos de gasificación de Cepsa, todo Callús estará cableado y las grandes operadoras ofrecerán conexión de banda ancha.La revolución cibernética de Callús empezó hace ya seis años. A partir de la iniciativa de los maestros de la escuela pública Joventut, Callús tuvo una de las tres primeras páginas web elaboradas por los municipios de Cataluña.
Ahora, en su horizonte inmediato vislumbra la construcción de casas hipertecnificadas y un proyecto de ingeniería de telecomunicaciones para relacionar todos los centros municipales. Callús ensayará, por primera vez en Cataluña, un brazalete que llevarán los pacientes crónicos y que trasladará información como la presión arterial, las pulsaciones y el ritmo cardíaco a un centro médico, que efectuará un control permanente e instantáneo. Callús es ya un pueblo de alta velocidad y banda ancha en materia telemática.
En el café del pueblo, sobre todo los sábados, se sigue jugando a la butifarra, el popular juego de cartas. Sin romper con lo que siempre han sido y quieren seguir siendo, el espíritu telemático se ha introducido progresivamente en los habitantes de este municipio catalán. En los últimos cinco años han sido continuos los cursos de formación y la lluvia de ideas para introducir paulatinamente la informática y las nuevas tecnologías en los domicilios de sus vecinos.
No es que el ordenador haya sustituido a la televisión en los comedores, pero entre los vecinos hay alguno que ha encontrado en el ordenador un elemento para mantener vivo su corazón. Por ejemplo, Josep Ridó, que a sus ochenta y pico años ha aprendido a entrar en la red y a jugar con el ratón. El porqué de su afición es lo fácil que se lo pone el correo electrónico para cartearse con su hija, una religiosa misionera que pasa largas temporadas en Mozambique: "Me escribe a menudo. Anteayer", explica con ojos de incredulidad, "envié un e-mail a mi hija, a miles de kilómetros, y un cuarto de hora después ya me había respondido. ¿No es fantástico?".
Ridó no es el único abuelo de Callús que se ha aficionado a la Red o que ha descubierto las posibilidades de la informática. Joan Lladó, un fotógrafo de Sallent, jubilado, ha descubierto los secretos de las reservas, los virados y los trucos para crear aquel cielo de tinieblas en una foto de fondo gris a través del ordenador.
La socialización de la Red entre la gente de Callús no se limita a la tercera edad. En este pueblo que, como dice su alcalde, Ramon Fons, había perdido sus referentes tras la desaparición de la industria textil, se ha creado un vivero de empresas a través de la Fundación Aplicació.
En un mismo espacio trabajan y comparten aprendizaje y experiencias varios diseñadores gráficos, un arquitecto, un abogado, una empresa de energía solar, una constructora domótica, un diseñador textil, una empresa de diseño de páginas web y dos entidades sin ánimo de lucro. Y hasta ahora, como reconoce Xevi Victori, de Net Engineer, con éxito: "Trabajamos al lado de la innovación y la tecnología". Victori es de Manresa y se ha establecido en Callús, al frente de la única empresa de la comarca catalana del Bages especializada en la creación de páginas web.
Hay en Callús unos escolares ya en edad universitaria altamente formados. Y, claro está, el joven que con apenas 13 años creó y mantuvo la primera página web de Callús, Josep Maria Corominas, es ahora un estudiante de primer año de Telecomunicaciones.
Callús, a través de la oferta para la experimentación, quiere obtener las aplicaciones necesarias para que los ciudadanos de este municipio tengan las oportunidades que hasta ahora les ha negado la industrialización y la división entre el campo y la ciudad. Toda una revolución que ha transformado profundamente esta localidad de la Cataluña central.
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