Un aficionado del Boca muere de dos disparos en la nuca
El joven fue atacado por seguidores del Independiente tras un partido
Una trampa
Alguien iba a morir antes de que terminara el torneo Apertura. El crimen se anunciaba entre amenazas en medio de las batallas campales que cada fin de semana azotan los campos del fútbol argentino. Allí está el cuerpo, tendido en el andén de la estación de ferrocarril de Avellaneda, en medio de un charco de sangre, con dos balazos en la cabeza. Se llamaba Sergio Ariel Rodríguez, tenía 19 años y había ido al estadio del Independiente, para ver al Boca, con su hermano menor, de 8; ese niño que ahora llora y, a gritos, pide por él.A tres jornadas del final, el Boca se jugaba el título frente al Independiente. En caso de ganar y de perder el River, su perseguidor, podría consagrarse ya. El partido había sido suspendido por la lluvia antes de que el Boca viajara a Japón para enfrentarse al Real Madrid en la Copa Interncontinental y, cuando la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidió que se jugara el miércoles por la noche, el Comité de Seguridad Deportiva consideró el choque de "alto riesgo". Ya había antecedentes de violencia entre ambas hinchadas.
La noche comenzó mal. Miles de fanáticos del Boca pretendieron entrar gratis al estadio, sobrepasando por la fuerza los controles de la taquilla, y la policía tuvo que dispersarlos. Se produjeron tumultos, corridas, gritos y denuncias porque se habían falsificado entradas.
El Independiente marcó pronto y el Boca, a pesar de sus esfuerzos, no logró empatar. Cerca del final, el árbitro expulsó a un jugador del Boca y luego a dos del Independiente, que marcó otros dos goles y terminó ganando por 3-0. El River también ganó su partido y ahora está a dos puntos del Boca, cuando quedan por disputarse seis en dos jornadas.
El clima caliente en una noche calurosa se esparció por las tribunas. Los coros improvisados advertían de que todo podía terminar mal.
La salida del campo del Independiente de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires, al otro lado del Riachuelo que funciona como frontera natural con la capital federal, es una trampa para los aficionados visitantes. La policía suele formar una barrera de protección que les saca de allí, pero los hinchas de ambos equipos se confunden en la única estación de tren.Una hora después de terminado el partido, cerca de las once de la noche, un grupo de fanáticos del Independiente atacó con piedras y palos a otro de aficionados del Boca. El resto del público juyó o se refugió. "Fue muy confuso lo que pasó", dicen los testigos; "de pronto, todos salieron corriendo y un cuerpo quedó tirado en el andén".
El primer informe policial niega la refriega y asegura que un grupo de hinchas del Independiente se acercó a los que estaban vestidos con camisetas del Boca y uno de ellos disparó dos balazos en la nuca a Ariel Rodríguez.
Los testigos insisten en que primero hubo intentos de robo y una pelea en la que participaron decenas de hinchas y que era tal la batalla que ni siquiera se escucharon los disparos. Cuando al fin intervino la policía, "el asesino logró escapar porque se subió corriendo a un tren que salía de la estación".
Este mismo miércoles los jugadores del modesto Los Andes, que ascendió de Segunda a Primera esta temporada y marcha entre los últimos, anunciaron que, de producirse un nuevo acto intimidatorio de la barra brava del club, renunciarán masivamente. "Nuestra vida es más importante que el fútbol", dijeron los jugadores luego de recibir el apoyo del sindicato de futbolistas. Los ultras del Los Andes, uno de ellos armado con una pistola, asistieron a un entrenamiento el lunes para amenazar a los jugadores y llegaron a golpear al delantero Germán Denis.
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