Aznar no mira al Sur

La cumbre de Niza puede terminar en un sonoro fracaso o consolidar la ampliación de la Unión Europa y el acuerdo sobre la representación política; y es evidente que la mayor atención del Presidente del Gobierno de España se debe centrar en este acontecimiento de extraordinaria importancia. Pero no puede caber dudas de que es preciso que el señor Aznar mire al Sur; un giro al Sur es una obligación ineludible por parte del Gobierno de España.Aquí en el sur peninsular se asiste, en estos momentos, a la inquietud ante la falta de alternativas para la pesca española y andaluza que faena en el caladero marroquí; a la llegada incesante de inmigrantes de todos los lugares del mundo, especialmente subsaharianos y magrebíes, y a la desagradable presencia del submarino El Incansable. El Sur necesita con urgencia que la política exterior española, dirigida por quien se considera a sí mismo uno de los estadistas más grandes, afronte con valentía y decisión las necesidades de sectores muy amplios.

Las declaraciones del señor Aznar al rotativo británico The Times ponen de manifiesto que finalmente el señor Aznar ha pasado de las bromas ridículas a aceptar que tenían razón quienes afirmaban que el submarino entraña peligro cierto para los ciudadanos del Campo de Gibraltar y de las proximidades. Ahora es necesario que el Gobierno de España adopte cuantas decisiones diplomáticas y políticas sean necesarias para que el submarino abandone inmediatamente el puerto de Gibraltar. En esa decisión contará con el respaldo de la Junta de Andalucía, de los ayuntamientos del Campo de Gibraltar y de la inmensa mayoría de los españoles. Pero no debe quedar sólo en un gesto sin consecuencias que pretenda corregir los errores y la incapacidad del Gobierno en los meses anteriores en relación con el submarino.

La negativa del Reino de Marruecos a suscribir un nuevo convenio de pesca con la Unión Europea coloca en situación límite a una parte importante de las flotas andaluza, canaria y gallega. Las declaraciones del señor ministro Arias Cañete anunciando que se acaban las ayudas y que es preciso acometer un proceso de reconversión son la evidencia de una ligereza impropia de un gobernante y de un fracaso de consecuencias penosas para muchas familias andaluzas. Sencillamente no es posible un proceso de reconversión de la flota si no es con una aportación multimillonaria desde el Estado y con tiempo suficiente para encontrar alternativas viables y permanentes.

La inmigración es un fenómeno del que nos queda presenciar y buscar soluciones a lo peor, que aún no ha llegado. Cualquier conocedor de la demografía del Magreb y del África subsahariana sabe que la explosión de personas que van a decidir venir a Europa, pasando por Andalucía, será muy superior a las cifras hasta ahora registradas. Las mentiras sobre un inexistente efecto llamada, que se decía generado por una ley permisiva y a la que se ponía como límite la fecha del 31 de julio de este año con la finalización del proceso de regulación, se han agotado. La realidad cruel es que el Gobierno del PP carece de una política de fomento de la inmigración legal, ya que no ha suscrito ningún convenio de repatriación con ningún país del África subsahariana.

El señor Aznar, como presidente del Gobierno que es, tiene una oportunidad inmediata de demostrar su capacidad política y su condición de hombre de Estado; España tiene razones y dispone de una diplomacia competente y eficaz. Si sigue sólo mirando a otros lugares y olvidándose del Sur, tendremos que llegar a la conclusión de que dicen la verdad quienes afirman que es el comité de estrategia del PP quien se ocupa de Andalucía y sólo por razones electorales. Mientras, los dirigentes andaluces del PP tienen motivos para ruborizarse con la actitud cómplice y carente de alternativas que manifiestan ante los problemas de la inmigración, de la pesca o El Incansable.

Alfonso Perales Pizarro es consejero de Gobernación