La Unión Europea abrirá una nueva reforma en el año 2004 para contentar a Berlín
Italia y Alemania presentaron ayer una propuesta para que el Consejo Europeo de Niza acuerde lanzar una nueva reforma de los tratados. Calificado de "aceptable" por fuentes de la presidencia francesa, el proyecto refleja al pie de la letra la visión que Alemania tiene sobre el futuro de la Unión. La iniciativa de Roma y Berlín puede acabar convirtiéndose en la primera pata del típico compromiso comunitario urdido para solucionar enfrentamientos tan espinosos como el que sostienen estos días franceses y alemanes sobre sus votos en el Consejo de Ministros.
Las aguas comunitarias parecen más mansas en las últimas horas. Tras las refriegas entre el presidente Jaques Chirac y el canciller Gerhard Schröder ha llegado la hora de los compromisos. Se lanzan mensajes de paz, se subraya lo más positivo de las declaraciones de uno y otro bando. "La tensión ha bajado muchos grados en la prensa alemana y eso es un factor muy positivo para favorecer un acuerdo que no signifique romper la paridad de votos entre Francia y Alemania", destacaron ayer fuentes de la presidencia francesa. "Chirac y Schröder han dejado claro que no van a hacer fracasar la cumbre por el problema de los votos de Alemania", enfatizó el secretario general del Consejo, Javier Solana. "Creo que hay un 90% de posibilidades de llegar a un acuerdo en Niza", añadió.
"Los dos lados tienen muchas razones para defender sus argumentos", señalaban fuentes comunitarias al recordar que aunque el peso demográfico es un hecho, Alemania aceptó la paridad al crearse la Comunidad pese a que entonces ya tenía 10 millones de habitantes más que Francia. La maquinaria comunitaria está ya en marcha en busca del consenso. Los más optimistas confían en que si los Quince cierran un paquete de acuerdos que colme las necesidades alemanas a largo plazo, Schröder podrá cantar victoria sin forzar la ruptura de la paridad con Francia. Y subrayan la enorme importancia que Berlín otorga al llamado "pos-Niza".
Chirac ha lanzado un guiño al canciller en esa línea. En el primer párrafo de la tradicional carta de bienvenida del anfitrión del Consejo Europeo, el presidente propone a sus colegas: "(...) que nuestros trabajos estén consagrados a la reforma de las instituciones, así como a una reflexión más prospectiva sobre el futuro de la Europa ampliada". El paquete de consenso incluiría la aprobación de la propuesta presentada ayer por alemanes e italianos y que satisface todas las exigencias de Schröder sobre la Unión del futuro. El documento propone que la cumbre de Niza lance "una Conferencia de Estados en 2004" con cuatro objetivos: "Una más precisa delimitación de las competencias entre la Unión Europea y los Estados miembros; un tratamiento de mayor rango de la Carta de Derechos Fundamentales proclamada en Niza; una mejor separación de poderes entre las instituciones de la Unión Europea; y una simplificación de los Tratados con vistas a mejorar su legibilidad y claridad".
"Francia puede asumir esas propuestas sin ningún inconveniente, aunque deberán ser tratadas de forma que no interfieran en los trabajos para cerrar la reforma del Tratado", señaló la presidencia.
Los compromisos posibles empiezan a perfilarse también en otros terrenos. En el de las mayorías cualificadas, tan sensible a juicio de la Comisión Europea, sólo en materia fiscal (salvo la lucha contra el fraude) y Seguridad Social parece que es prácticamente imposible que haya acuerdo. Francia puede ceder en materia de comercio siempre y cuando se preserve de alguna manera la excepción cultural; España está dispuesta a perder el veto sobre los fondos estructurales a partir de 2007; el Reino Unido está menos beligerante que otras veces en política social.
En la reforma del voto, y al margen del conflicto franco-alemán, todo indica que habrá una fuerte reponderación a favor de los países más poblados en la que España tendrá menos votos que los cuatro grandes pero la misma capacidad para bloquear decisiones, Holanda se separará hacia arriba de su vecino belga y Suecia mejorará algo su posición. Los países pequeños obtendrán garantías de que si una decisión aprobada por número de votos sin que la respalde también una mayoría de países deberá ser reconsiderada.
En la reforma de la Comisión preocupa la intransigencia mostrada por Portugal, Austria, Irlanda y, en menor medida, Suecia, que se niegan en redondo a admitir ni siquiera a largo plazo que haya menos comisarios que Estados miembros.
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