Enseñar al cuerpo a curarse
Varias empresas investigan los mecanismos que el organismo desarrolla para reponer o conservar tejidos
En la película de StarTrek The Voyage Home, que trata de una visita a la Tierra de hoy desde el futuro, el doctor McCoy se cuela en un hospital para rescatar al herido Chekov y contempla con horror los bárbaros instrumentos de la medicina del siglo XX. Con las nuevas herramientas del genoma y de la biología celular, algunos biólogos tienen la esperanza de desarrollar tratamientos que podrían no parecer tan ajenos a los visitantes de dentro de tres siglos: la medicina regenerativa, basada en los mismos agentes que utiliza el cuerpo para reparar sus propios tejidos.La medicina ha utilizado desde hace tiempo los propios poderes curativos del cuerpo. Las vacunas son un ejemplo. Pero la medicina regenerativa aspira, no sólo a parchear los sistemas del cuerpo que fallan, sino a dejarlos como nuevos. Los tratamientos disponibles hoy para las enfermedades degenerativas, como las artritis, ayudan a sobrellevar la situación. En este caso, se trataría de sustituir lo tejidos viejos dañados por otros nuevos y funcionales.
"Cuando sepamos verdaderamente lo que saben nuestras células, la atención a la salud se revolucionará", asegura William Haseltine, director ejecutivo de Human Genome Sciences. Thomas Okarma, presidente de la Corporación Geron, denomina a la medicina regenerativa "un nuevo paradigma terapéutico" porque se trata de "comprender la sabiduría de la naturaleza y utilizarla de formas creativas".
Ronald McKay, un experto en células madre nerviosas de los Institutos Nacionales de la Salud, cree que los tejidos del cuerpo se ensamblan solos una vez que su fuente o célula madre ha recibido las instrucciones adecuadas. "Yo no sé cómo hacer un corazón", dice McKay, "pero una vez que sabes cómo convertir células madre en músculo cardiaco, es fácil".
"Dentro de dos años", vaticina Mckay, "estaremos reconstruyendo hígados de forma rutinaria, regenerando corazones, construyendo islotes pancreáticos y poniendo células en el cerebro que se incorporen a los circuitos normales". Se trata de científicos que trabajan en empresas comerciales, y están por tanto interesados en magnificar sus hallazgos. Pero hay algo detrás de estas predicciones optimistas. En los últimos años se han hecho avances notables en la comprensión de cómo se repara el cuerpo a sí mismo, especialmente en los campos de los sistemas de señales y las células madre. Probablemente, el campo que dé frutos más pronto será el primero. Los 100 billones de células del cuerpo se gobiernan por medio de un intercambio de señales químicas. Las células segregan unas señales químicas que influyen en el comportamiento de otras células, y reciben señales por medio de receptores especiales para esas señales.
Hasta hace poco, sólo se habían identificado un puñado de esas señales, como las interleuquinas producidas por los glóbulos blancos y la eritropoyetina, la proteína de estimulación de las células de la sangre. Pero Haseltine lleva varios años afirmando que todo el sistema de comunicaciones del cuerpo humano, un grupo de unos 11.000 factores de señal y sus receptores, ha sido identificado y captado por Human Genoma Sciences.
Esta asombrosa afirmación no ha sido creída por los biólogos académicos porque no se ha informado de ella en las revistas científicas. Pero Human Genoma Sciences ha solicitado 9.200 patentes de los genes relacionados con el sistema de comunicación de las células humanas y se le han concedido patentes en Estados Unidos para 146; ha construido una instalación para fabricar esos factores y ha propuesto cuatro para pruebas clínicas. Uno de ellos, conocido como queratinocito, factor de crecimiento 2, es una proteína que estimula las células de la piel y del revestimiento interno para curar heridas.
La ruta normal para descubrir nuevos genes es intentar capturarlos en la secuencia pura del ADN, un reto considerable si tenemos en cuenta que los genes constituyen sólo el 3% del genoma. Human Genoma Sciences ha descubierto sus factores con un procedimiento bastante diferente. El método se basa en el hecho de que una célula hace periódicamente copias de los genes cuyos productos necesita. Estas transcripciones de genes, conocidas por los biólogos como ácido ribonucleico mensajero (ARN-m), se pueden captar y analizar antes de que la célula los degrade. Pero se ha considerado durante mucho tiempo que el método de captación de las transcripciones podía dar una imagen muy incompleta del repertorio genético humano, porque muchas transcripciones se hacen muy raramente y en cantidades ínfimas por células especializadas.
Haseltine dijo que su empresa había superado esta limitación. Ha descubierto pruebas para 140.000 genes humanos, muchos más de los que habían predicho los habituales programas informáticos de búsqueda de genes. Y de ellos, se han podido identificar aquellos que hacen señales y los que las reciben. Hay una especie de código ZIP que está incorporado a la estructura de cada proteína producida por esos genes.
Con la secuencia de 140.000 genes en la mano, Haseltine puso a sus ordenadores a buscar todos los genes que llevasen el código de exportación ZIP. Salieron unos 11.000. El logro de Haseltine se ha visto ensombrecido porque tampoco en este caso ha publicado los resultados en una revista científica.
Pero si su afirmación fuera cierta, habría realizado una proeza extraordinaria. Gynther Blobel, de la Universidad Rockefeller, que ganó el Premio Nobel el año pasado por su descubrimiento, en 1970, del sistema general de las células para clasificar el código ZIP, dijo que no podía verificar la afirmación de Haseltine, pero que era muy posible.
La empresa de Haseltine ha elaborado un modelo sistemático para probar sus factores de señal y ver cuáles se pueden aprovechar para hacer medicamentos útiles. Por ejemplo, para encontrar una proteína que hace crecer a los linfocitos T del sistema inmunológico, Human Genoma Sciences cultiva series de linfocitos T humanos en cristales de laboratorio y los expone a cada una de las 11.000 proteínas para ver cuál produce el efecto deseado.
Además de los sistemas de señales que activan las células, varias empresas están desarrollando investigaciones en la regeneración de tejidos a partir de tres modalidades de células: madre, adultas y embrionarias. Las ingentes inversiones que se están destinando a estas investigaciones, en fase de experimentación aún muy preliminar en animales, indican que poseen un enorme potencial terapéutico.
Aunque otros habían usado ya el término, el concepto de medicina regenerativa lo describió por primera vez Haseltine en un discurso de 1998. "Se trata de activar el cuerpo para que haga lo que tiene que hacer".
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