El Sabadell acuerda volver a Cataluña porque “ya no se dan las circunstancias” que motivaron su marcha
El consejo de administración decide abandonar Alicante, tras siete años, donde se trasladó en pleno ‘procés’

El Sabadell vuelve a casa. El consejo de administración del banco ha acordado, en una reunión extraordinaria celebrada este miércoles, retornar su sede a la ciudad de Sabadell, siete años después de que decidiese trasladarse fuera de la Comunidad Autónoma en pleno procés, tras el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017. El banco justifica la decisión porque, afirma, “ya no se dan las circunstancias” que motivaron la marcha, en alusión al momento de distensión de la situación política en Cataluña —con un socialista, Salvador Illa, como president de la Generalitat— y en plena opa hostil del BBVA, en la que este banco intenta comprarse el catalán con su oposición.
El Sabadell ha confirmado en la mañana de este miércoles los rumores que corrieron el día anterior, de que había decidido volver a Cataluña, al lugar donde nació en el siglo XIX y donde estuvo durante 136 años. Informó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) antes de que abriera la bolsa que convocaba una reunión del consejo de administración para última hora de la mañana y, ya en el cierre, la entidad ha dado cuenta de la cumbre, en una comunicación también al regulador de los mercados, de que todo seguía el guion previsto y había tomado la decisión de volver a Cataluña. El regreso ya es oficial y la cúpula del banco ha acordado modificar sus estatutos sociales para reflejarlo. El movimiento será efectivo de forma inmediata, una vez quede reflejado en el Registro Mercantil.
El Sabadell abandona así la ciudad de Alicante, donde decidió situar la sede en 2017, debido a que en 2011 había adquirido la CAM y a que la Comunidad Valenciana es su segundo mayor mercado tras Cataluña. Fue el primer banco en irse de Cataluña, el día 5 de octubre de 2017, mientras que CaixaBank tuvo que esperar a que el Gobierno de Rajoy aprobase, el día 6, un decreto urgente para poder trasladar su sede a Valencia sin pasar por la junta pese a que así lo estipulaban sus estatutos.
La entidad ha indicado en una nota de prensa que tomó la decisión de salir en Cataluña “por circunstancias excepcionales”. Y ha justificado ahora la decisión contraria porque considera que “ya no se dan las circunstancias que motivaron su traslado”, en una alusión a la relajación de la tensión política en la Comunidad Autónoma. Eso sí, matiza que el movimiento “no tendrá ninguna consecuencia para los clientes, que seguirán teniendo los mismos servicios y operativa, y las mismas personas de referencia en la entidad para realizar las operaciones y recibir asesoramiento”. Tan solo implicará que la próxima junta de accionistas, prevista para la primavera, se celebrará en Sabadell.
El banco también ha querido hacer un guiño a la Comunidad Valenciana, después de que el martes el presidente, Josep Oliu, y el consejero delegado, César González-Bueno, se reuniesen con el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, para comunicarle la decisión. En la nota de prensa en la que comunica el traslado, ha recalcado que el cambio de la sede social no supone ningún cambio en la red de oficinas de la región ni tampoco en el número ni ubicación de los trabajadores. De este modo, el banco catalán matiza que mantendrá en Alicante su centro tecnológico, en el que trabajan 300 profesionales de la entidad. También ha decidido llevar allí la celebración de la reunión anual de consejos consultivos, así como el Premio a la Sostenibilidad Marina que cada año entrega la Fundación Banco Sabadell.
El president catalán Salvador Illa ha reaccionado este miércoles a la mudanza del Sabadell valorando que se trata de una muestra de “normalidad”. “Es una entidad muy importante, nacida en Cataluña”, ha destacado. La relación del Sabadell con Cataluña y con la burguesía catalana ha sido históricamente muy estrecha, y el traslado temporal a Alicante supuso un distanciamiento que el propio Josep Oliu, con raíces familiares en la ciudad de Sabadell, atribuyó siempre a motivos puramente empresariales: “La decisión fue puramente técnica y no política”, señaló cuando fue citado ante la comisión del Parlament de Catalunya que investigó los efectos de suspensión de la autonomía en Cataluña por efecto de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
En los días previos y posteriores a la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017, declarado ilegal, el Sabadell perdió 4.600 millones de euros en depósitos. “Para mí fue una decisión extraordinariamente difícil y lamentable”, subrayó Oliu, y negó que el movimiento respondiera a presiones de ningún tipo: “No recibimos llamadas ni presiones, ni de la Corona ni del Gobierno, lo hicimos ante una hipotética independencia, real o percibida”.
El Banco Sabadell se empezó a preparar en 2014, “cuando empezamos a tomar conciencia de que la situación política se podía complicar, que podría haber incertidumbre e inestabilidad política y financiera”. La entidad, de hecho, cambió sus estatutos ya en ese momento para poder trasladar la sede social sin tener que pasar por la junta de accionistas.
Meses después, durante la campaña por las elecciones catalanas del 27 de septiembre de 2015, el entonces president Artur Mas vaticinó que no se marcharía ningún banco de Cataluña “porque representa el 20% del mercado español” y “no son ni las hijas de la caridad ni las hermanitas de los pobres”.
El eventual triunfo de la opa hostil del BBVA supondría que la sede social, fiscal y el centro de poder del Sabadell volviese a migrar lejos de Cataluña. Un extremo que el Gobierno, que ha rechazado frontalmente la transacción, trata de evitar. La vuelta de las empresas es un gran triunfo de su política de apaciguamiento. La oferta, además, ha generado un fuerte rechazo en todo el ámbito tanto político como económico catalán. Lo ven como una pérdida de poder de Barcelona, así como temen que resulte en una excesiva concentración en el mercado de pymes, la mayor fortaleza comercial del Sabadell, que restrinja el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas y lastre a todo el tejido empresarial catalán.
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