Los especialistas en educación advierten "síntomas de fatiga" en la ayuda al desarrollo

Las aulas españolas de hoy día se parecen poco a las de hace años, cuando una clase con estudiantes de etnias, nacionalidades y religiones distintas era algo impensable por exótico. Los pupitres son hoy más plurales que nunca y ésa es una riqueza cultural que hay que aprovechar. Los expertos reunidos en la XV Semana Monográfica de la Fundación Santillana insisten en que la enseñanza "debe preservar y fomentar los legados culturales y religiosos de los emigrantes". Estos especialistas alertan sobre los "síntomas de fatiga en la ayuda al desarrollo" y sobre la crisis en el mundo del voluntariado civil y de las ONG.

Pluralidad y riqueza

La veintena de expertos reunidos la semana pasada en Madrid por la Fundación Santillana para debatir en torno al tema Aprender para el futuro. Educación a favor de la dignidad humana insisten en la necesidad y urgencia de hacer algo para que no se abandone la ayuda a los países más pobres; sin educación, a esas naciones les resultará imposible salir del subdesarrollo. Estos especialistas insisten también en que el conflicto interno -la nueva realidad en las aulas españolas supone un esfuerzo de adaptación innegable para todos- no debe hacer olvidar las estrecheces de otros en peor situación. Por eso, estos expertos en educación piden que los "poderes públicos españoles apuesten con renovada motivación por programas de cooperación rigurosos y eficientes para América Latina y África con carácter prioritario".Los debates indican que no sólo es la administración la que hace cada vez menos por los demás. En sus conclusiones, los ponentes detectan una "crisis en el mundo del voluntariado civil y de las organizaciones no gubernamentales cuya aportación a la conciencia democrática y a la solidaridad humana es indispensable". Para mitigar esta crisis, piden nuevos recursos y especial atención a cualquier "colonización ideológica o de interes".

La pluralidad de las aulas en España es una riqueza en sí misma de obligatorio aprovechamiento que, en ningún caso, debe ser vista como un peligro para nadie. Según la propuesta de recomendaciones de las jornadas, se trata de buscar no sólo un Estado democrático, sino "una sociedad democrática". Según Ricardo Díez Hochleitner, director de las jornadas y vicepresidente de la Fundación Santillana "el sistema educativo aún está lejos de dar una respuesta total a la multiculturalidad y multietnicidad que impregan las aulas españolas". Díez Hochleitner recuerda la necesidad de buscar una "sociedad con una interrelación cultural, religiosa, étnica; en definitiva, una identidad cultural abierta". El director de las jornadas mantiene que aún no existe una "educación social cívica. En España aún nos cuesta aceptar identidades culturales distintas". A pesar de ello, Díez Hochleitner reconoce que la sociedad ha avanzado mucho en los últimos años.Cinco temas han centrado los debates de esta semana, a los que han acudido alrededor de 500 personas en esos cinco días: Valores y condicionantes de un desarrollo sostenible social y humano; educar sin discriminación; desarrollo e integración de las minorías; educación a los discapacitados y educar para prevenir la violencia, la intolerancia, el egoismo y la ignorancia.

Las dificultades de integración en los centros educativos españoles no afectan sólo a quienes hablan otro idioma o tienen un color de piel distinto. Los discapacitados psíquicos o físicos viven a diario en su piel los problemas derivados de su condición. En este ámbito, Álvaro Marchesi, ex secretario de Estado de Educación desde 1986 hasta 1996, reconoció en su intervención que el objetivo de una sociedad solidaria y democrática debe ser alcanzar una "escuela inclusiva, en la que quepan alumnos de toda condición y origen". "Buscamos una escuela basada en la justicia y la igualdad", dijo Marchesi, que reconoció las dificultades a las que se enfrenta esta opción: en primer lugar, el "temor" de muchos padres a que los alumnos "puedan verse con problemas si se mezclan" y, en segundo lugar, una administración que lanza mensajes "que no ayudan ni alientan el esfuerzo de muchos educadores hacia la integración".

Otra de las recomendaciones de los debates es la necesidad de incorporar plenamente a los discapacitados: "Las personas discapacitadas constituyen el más valiosos yacimiento moral humano y la mejor prueba de la solidaridad inteligente como fuente de utilidad social y económica a condición de que se profundice en su inserción social plena", reza el texto.

Las jornadas también han prestado atención a un grupo de personas de los que rara vez se habla en los foros educativos: la tercera edad. Ante el aumento en la expectativa de vida, los expertos manifiestan la necesidad de que la sociedad se plantee qué puede ofrecer a tantas y tantas personas que abandonan su trabajo a los 65 años en perfectas condiciones físicas y mentales y a los que todavía les queda muchos años por delante. Díez Hochleitner insiste en la importancia de la formación permanente. Y no sólo porque hay que ocupar el tiempo libre, sino porque, como afirma Díaz Hochleitner, "la educación evita la degradación biológica".